Fotos: Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
Caminar por las calles de Cuba el 31 de diciembre ofrece -u ofrecía- una experiencia interesante para los sentidos, ¿se han preguntado por qué? Es que con cada paso, a la nariz llegan diversos olores agradables de los platos que se preparan para la cena de fin de año en muchas casas.
La comida tradicional cubana, aclamada en todo el mundo, es una de las protagonistas de esta fecha y hay platos que casi nunca faltan en la mesa, por difíciles que sean las circunstancias; aunque las actuales obliguen a hacerles variantes necesarias.
Platos estrella: arroz congrí o moro
La comida cubana de fin de año tiene una larga tradición que se ha conservado a través del tiempo, y que también ha sido llevada por los cubanos emigrados más allá de las fronteras de la isla.
Un claro ejemplo de estos platos es el arroz congrí o moro. Si bien en algunas casas se prefiere el arroz con frijoles, lo cierto es que el congrí es parte de la tradición culinaria cubana. El congrí está más extendido en el oriente cubano, mientras que al centro y al occidente el moro es más popular.
Se trata de platos simplemente innegociables de las celebraciones cubanas. Agregándole una buena sazón con cebolla, ajo, pimentón y otras especias y también chicharrones, el éxito y el disfrute están garantizados.
Es un plato tan delicioso y famoso que quienes visitan la isla no dejan de pedirlo. Algunos historiadores afirman que la receta es originalmente africana, pero esto no impide que los cubanos lo sientan suyo y lo consideren parte de la riqueza inmaterial de la isla.
Tostones y sus variantes
Para muchos cubanos degustar un plato de arroz congrí o moro sin tostones o platanito frito es un sacrilegio. ¡Y cómo no pensarlo si este dúo no tiene comparación! En las fiestas los tostones funcionan como picadera al mejor estilo español y luego en la cena son el acompañamiento perfecto para los platos principales.
Dígase en una casa que hay tostones y ya se habrá hecho feliz a un cubano. Quienes emigran lo extrañan, y quienes viven en Cuba no pierden la oportunidad de comerlo cuando se puede. En algunos lugares de la geografía cubana se les llama chatinos y en otros tachinos, pero más allá del nombre, lo importante es que son fáciles de hacer y muy deliciosos. Son, también, motivo de disputa y “robos a diestra y siniestra” mientras se cocinan.
Frituras
Crujientes por fuera, esponjosas y deliciosas por dentro, las frituras son una receta cubana para chuparse los dedos en fin de año. Hay para todos los gustos y bolsillos, desde malanga o maíz, hasta de harina o de bacalao. Esta preparación tiene un problema: son tan ricas que crean adicción, es por eso que se utilizan tanto para brindar durante la fiesta como picadera o también como aperitivo e incluso de acompañamiento de la cena.
Las frituras de malanga, quizás la más asequible de las mencionadas, echan mano de un tubérculo tradicional en la isla y con un poco de habilidades y dedicación en la cocina se convierten en verdaderos manjares para compartir en familia y entre amigos, ya sea en fin de año o en cualquier otra celebración.
Croquetas
Si un cubano dice que no le gustan las croquetas… túmbalo que es de cartón. No, no exageramos, ¿cómo podría un isleño no disfrutar de semejante delicia que nos ha acompañado toda la vida? Las croquetas son parte inseparable de los cumpleaños y de las celebraciones de todo tipo en el país.
Cierto es que pueden ser compradas, pero nada se compara con las croquetas de pescado o jamón caseras que se preparan en Cuba para compartir en fin de año. Al igual que con los tostones hay que estar al pendiente porque suelen desaparecer antes de llegar a la mesa.
Lechón asado o masas de cerdo fritas
No se perdonaría este reportero si termina el texto sin mencionar al rey de las fiestas de Cuba, soberano de las mesas y delicias del país: el cerdo en sus diferentes variantes. Para fin de año es común la carne del llamado “mamífero nacional”, ya sea asado en púa como es más frecuente en oriente y centro, o en masas fritas o pernil asado, como se suele ver en occidente.
Los precios de la carne de cerdo no son amigables hace algunos años, pero de una forma u otra los cubanos se las ingenian para celebrar el fin de año con un pedacito de carne al menos. Es que su sabor sin igual merece la pena cualquier sacrificio.
Ya sea asado al horno o al carbón en púa; o troceado y frito, el olor de la carne de cerdo invade los hogares cubanos cada 31 de diciembre, y no podía ser de otra manera: es un plato tan autóctono como las palmas, y capaz de hacer olvidar las penurias y llevar, aunque sea por un momento, al cielo del arte culinario.
¿Ya sabes cuál de estas delicias prepararás para festejar el fin de año?