Fotos: Facebook
Texto: Darcy Borrero
Yunieski Carey Herrera, de 39 años, debería estar en su apartamento en un rascacielos del centro de Miami. Sus amigos querrían tocarle la puerta y que ella aún pudiera abrirles. Los seguidores que ganó en su intensa carrera como diva probablemente deseen volver a verla en el escenario de Azúcar, un club nocturno gay cercano a La Pequeña Habana.
“El próximo domingo hubiera sido su gran regreso a Azúcar”, dijo a The Washington Blade Alexis Fernández, una drag queen conocida como Marytrini. “Estaba lista para el espectáculo”.
Pero la cubana Yuni Carey, como prefería que le llamaran, ya no regresará al stage, ya no podrá lucir su bien ganada corona en el concurso de belleza Miss Trans Cuba, ni la que mereciera como Miss Trans Global 2019 en Barcelona. A Carey, quien se preparaba para volver a los escenarios tras ocho meses de ausencia por la pandemia de coronavirus, la mataron.
Mujer trans, (in)migrante, estrella
La violencia contra la mujer comprende una amplia gama de actos, desde acoso verbal y otras formas de abuso emocional, a diario abuso físico o sexual. En la punta del iceberg está el feminicidio: el asesinato de una mujer. “Si bien nuestro conocimiento del feminicidio es limitado, sabemos que una gran proporción de los feminicidios son de mujeres en relaciones violentas y son cometidos por parejas actuales o anteriores”, dice la web de la organización estadounidense Women Count.
Ygor Arrudasouza, de 28 años, llamó al 911 alrededor de las 4:25 a.m. del martes, indicando que había apuñalado a su novia Yuni, reportaron medios locales a partir de declaraciones de un portavoz del Departamento de Policía de Miami. Fue el suyo el más reciente de los 37 transfeminicidios que se reportan este año en Estados Unidos.
Según Human Rigths Watch, la Ley sobre Violencia contra la Mujer (Violence Against Women Act, VAWA) es la principal ley federal que contempla garantías y servicios legales para contrarrestar los abusos domésticos, la violencia sexual y el acoso. El Congreso ha prorrogado la VAWA en dos ocasiones desde que fue sancionada originalmente en 1994.
El Centro de Política de Violencia (VPC, por sus siglas en inglés) reveló que en total 1,686 mujeres murieron en 2015 a manos de su pareja en Estados Unidos. Alaska, Nevada y Louisiana concentraron la mayoría de casos. Asimismo, según Violence Policy Center, un espacio de investigación y análisis para lograr un Estados Unidos más seguro, cerca de 2000 mujeres fueron asesinadas por hombres en 2018. A ese año corresponde la edición más reciente del estudio anual de VPC When Men Murder Women: An Analysis of 2018 Homicide Data.
La estadística revela además que el arma más utilizada para estos crímenes fue una pistola. El agresor de Yuni, en cambio, empleó un arma blanca. No está claro si Yuni formará parte de la estadística de homicidios que involucran a una mujer víctima de asesinato y a un delincuente masculino en el país. No está claro si las chicas trans se incluyen en los datos que se apoyan en el Informe Complementario de Homicidios de la Oficina Federal de Investigaciones y se publican antes del Mes de Concientización sobre la Violencia Doméstica.
Azúcar y metanfetaminas, las sobredosis del transfeminicidio
La conocida activista e intérprete fue ultimada días antes del Día de la Memoria Trans, momento del año en que se les rinde homenaje a las personas trans asesinadas. A su modo, Marytrini, Valeria Coutier y Mónica Simpson le harán honor al legado de Yuni, cuando el viernes y el domingo suban al escenario de Azúcar.
Ygor Arrudasouza, de origen brasileño, está bajo acusación de homicidio en segundo grado. Durante su primera comparecencia ante la corte, confesó que se hallaba bajo la influencia de metanfetaminas cuando agredió a Carey. En lo que los medios locales califican como “una emotiva confesión”, afirmó que “se merece el castigo que le llega”. Lo cierto es que Ygor tiene un historial reciente de violencia: los registros judiciales muestran que en enero fue acusado por tres cargos de agresión.
Hasta el 8 de marzo de 2021 deben esperar los aliados, amigos, familiares y fans de Yuni Carey para el juicio de Arrudasouza, quien estaba en libertad bajo fianza cuando mató a su pareja. Actualmente se encuentra detenido sin derecho a fianza en una cárcel de Miami.
En 2013, desde Washington DC, Human Rights Watch destacó que “los esfuerzos bipartidistas para garantizar la seguridad de todas las víctimas de violencia doméstica deben continuar tras la aprobación en el Congreso de la prórroga a la Ley sobre Violencia contra la Mujer el 28 de febrero de 2013”.
La ley
El proyecto aprobado por la Cámara de Representantes llega lo suficientemente lejos como para visibilizar los obstáculos que enfrentan, cuando intentan acceder a la justicia, las mujeres violentadas que son miembros de tribus indígenas estadounidenses. “A su vez -explica Human Rights-, contempla garantías para proteger frente a la discriminación a víctimas de la población de lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero (LGBT+), y amplía en forma moderada las protecciones para víctimas inmigrantes”.
“La norma contiene disposiciones destinadas a mejorar el acceso a justicia y servicios por parte de víctimas de distinta procedencia social, ahora, los esfuerzos sucesivos deberían impulsar también la protección de inmigrantes que son víctimas de violencia”.
The New York Times publicó en 2019 un reportaje sobre mujeres que intentan escapar de la violencia de género en Centroamérica con la esperanza de refugiarse en Estados Unidos. “Las mujeres huyen de la muerte en casa. Estados Unidos quiere mantenerlos fuera. La violencia contra las mujeres está impulsando un éxodo de migrantes de Centroamérica, pero la administración Trump está decidida a negarles el asilo”. Allí donde se entrecruzan migración y violencia de género, se revelan las frágiles costuras de los sistemas legales y la desprotección de quienes viven o esperan vivir en un país en el que no nacieron. De los hilos de los estados feminicidas, tanto como de sus agresores, penden las vidas de muchas mujeres.
No hay una receta para acabar con el feminicidio, pero sí enfoques centrados en reforzar la vigilancia ante la violencia de parejas íntimas. Asimismo, expertos recomiendan fortalecer la recopilación y el análisis de datos sobre mortalidad, que aparezcan desagregados por sexo y, en el caso de asesinatos, asegurar documentación de la relación entre la víctima y el agresor. Insisten en que los datos pueden complementarse con información de otras fuentes como policía, depósitos de cadáveres, juzgados y médicos forenses.
La transparencia es clave para que cada crucecita por mujer asesinada recuerde su nombre e historia.
También -de acuerdo con la web de la organización estadounidense Women Count– deben tomarse medidas para desarrollar y fortalecer los métodos de investigación que mejoran la comprensión del contexto social de feminicidio, incluida la desigualdad de género. Casi siempre un feminicidio tiene muchos indicios previos. Y el de Yuni Carey los tuvo.
Entrevistada por el Blade el miércoles, la directora ejecutiva de un grupo con sede en Florida que trabaja con miembros de la comunidad trans, dijo que conocía bien a Carey y a su pareja.
Arianna Lint, como se llama la mujer, contó que habían llegado hasta el Arianna ‘s Center para hacerse exámenes y recibir apoyo emocional. “Recibí llamadas de ella (Carey) en varias ocasiones pidiendo consejo cuando tenía una pelea con su esposo. Ellos, como pareja, estaban enfrentando problemas”.