Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Foto: CN360
Lo mismo profesionales consagrados que jóvenes que buscan abrirse paso en la vida, el éxodo de cubanos hacia cualquier parte del mundo no se detiene, aunque Estados Unidos es el destino final de la mayoría.
En el mundillo del deporte, a cada rato salta el nombre de algún atleta o gloria de antaño que decidió tomar un nuevo rumbo, como es el caso del expelotero Yorelvis Charles, quien en su larga hoja de servicios exhibe el oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 como principal carta de presentación.
El que fuera jugador de los Tigres de Ciego de Ávila por más de dos décadas en el béisbol cubano llegó recientemente a Estados Unidos junto a su familia, después de varios meses de estancia en México esperando cumplimentar el procedimiento CBP One de Parole Humanitario.
El último contacto de Charles con el deporte en la isla fue hace dos años cuando fungió como mánager del equipo de su provincia en la 61 Serie Nacional, llevándolos de vuelta a la postemporada.
Sin embargo, no es el primer piloto de los Tigres que se marcha a Estados Unidos, pues meses antes lo había hecho Roger Machado, otro integrante de aquel equipo Cuba que se proclamó monarca en Atenas 2004, y también tres veces campeón nacional al frente de Ciego de Ávila.
En el caso de Charles, antes de estrenarse como timonel una vez ya retirado del deporte activo, fue uno de los bateadores más consagrados de las novenas avileñas desde finales de siglo pasado hasta hace algunos años.
Vistió durante 21 temporadas la camiseta número 1 de los Tigres y dejó un average histórico de .314, además de compilar 158 jonrones y 878 carreras impulsadas. Con tan solo 20 años, en 1999 se coronó líder de bateo gracias a un promedio de 354.
No obstante, muchos expertos consideran que fue uno de los peloteros más subvalorados en su momento, por las pocas oportunidades que recibió en la selección nacional. Además de la medalla de oro olímpica, también atesora en su palmarés los títulos de la Copa Mundial La Habana 2003 y en la Copa Intercontinental de La Habana 2002.
