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Caravana de cubanos llega hasta Washington DC en apoyo a protestas del 11J

Fotos: Alain Gutiérrez

Texto: Darcy Borrero

Cubanos residentes en varias ciudades de Estados Unidos se congregaron este sábado 17 de julio de 2021 frente a la sede diplomática de Cuba en la nación norteña para solidarizarse, desde distintas posturas y visiones políticas, con sus coterráneos que salieron a protestar en la isla desde el domingo 11 de julio.

A punto de cumplirse una semana del inicio de las protestas ciudadanas en la nación caribeña, los manifestantes han llegado también hasta la Casa Blanca.

Banderas cubanas ondean en brazos de emigrados de distintas generaciones, que buscan una salida al conflicto que vive la isla donde ya se reporta al menos, oficialmente, una persona fallecida durante las protestas.

Además de la caravana desde la Florida, a Washington también llegan cubanos desde Nueva York y otros estados.

Me dice un cubano desde Nashville que sabe de personas que han salido para DC. Él, un escritor de Villa Clara, quisiera ir, pero está esperando que su hijo nazca en cualquier momento.

Un amigo que va desde NYC me acaba de pasar un audio en el que me dice que allá en DC le preguntan por qué tantas banderas cubanas, que se siente el movimiento. Dice que ha visto como tres carros con las banderas. Él, master en Literatura Hispánica, llegó como a las 11 de la noche a su hotel y ha visto toda esa atmósfera.

En el bus que voy, me encontré con una muchacha que estudió conmigo en primaria y secundaria, en La Víbora. Iba al lado mío (en los asientos al otro lado del pasillo, y nos saludamos cuando bajamos en West Palm Beach. Es la primera vez que ella se une a una caravana así, tiene a sus padres y hermanos en Cuba y dice que no podía estar ajena, supo de la convocatoria por redes sociales y vino con su novio. Vamos en la última guagua

Detrás de mí, va una señora que nació en el 58 y emigró a los 20 años. Ahora tiene 62 y se ha atrevido a dar este viaje de 14 horas para “visibilizar lo que pasa en Cuba en estos días de protestas” y que “organismos internacionales miren hacia allá”. Se menciona aquí recurrentemente el término genocidio por tratarse de un pueblo sin acceso a armas.

Hay una niña en la guagua que está al tanto de todo, muy informada de la trayectoria y emocionada. No sé si es su primera vez en una caravana cómo esta.

A mi lado va una amiga que no pudo dejar que yo viniera sola. Ella es una persona muy activa en la recogida de medicamentos para enviar a Cuba y se ha pegado también a este viaje de 14 horas. Dejó a su gato con comida y a alguien con la llave para que le den una vuelta mientras ella no está.

Eran las 2:16 am, en el horario del Este, y algunos seguíamos sin dormir. Luego de la parada en Georgia la guagua sigue (somos unas cien personas en cada guagua porque son bien largas) sin paradas, para llegar lo más temprano posible.

Como en un viaje interprovincial en Cuba, las personas se ayudan entre sí, hay un muchacho que ha pasado ofreciendo agua y chocolates; un señor nos pregunta si queremos caramelos. Y se teje una relación de familiaridad entre los viajeros. La muchacha que estudió conmigo repartió entre nosotras tres (mi amiga, ella y yo) un bocadito de helado. Y nos compartimos los cargadores para que nadie se quede sin batería. Todos tratan de permanecer informados, a veces preguntan por determinadas noticias y tratamos de chequearlo para que no se dispersen informaciones falsas.

Cuando bajamos en Georgia, parecía un pueblo o terminal de provincia, la cola para usar el baño, por ejemplo, lo evidencia. Solo que aquí en este punto el español se empieza a diluir a medida que avanzamos por un territorio donde impera el inglés. Pero en el trayecto, guagua adentro, se habla español en clave de Patria y Vida.

Es emocionante ver a tantos cubanos (algunos con familiares directos en Cuba) que vienen por voluntad propia. De lo que he observado esta es una de las cosas que más me conmueve, a la muchacha de mi secundaria nadie le pidió que viniera, por ejemplo. Es lindo eso. Y es un viaje demoledor, la verdad, pero la sensación de apoyo y la lucha por mejorar la vida de los nuestros valen cada gota de cansancio y cada minuto sin dormir.

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