Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
Debido al modelo económico que adoptó Cuba en la década de los 60 basado en la propiedad estatal y la empresa estatal socialista, las pequeñas empresas en la isla estuvieron detenidas en el tiempo durante décadas mientras en el resto del mundo se desarrollaban y mostraban su eficacia. Ahora, dos años después de su aprobación por el Estado, llaman la atención tanta polémica a su alrededor y los difíciles retos que enfrentan.
Pareciera que fue ayer pero sí, este fin de semana se cumplieron dos años de la normativa que permitió la gestión empresarial privada en la isla, y el “cumpleaños” fue celebrado en medio de un contexto inflacionario y de crisis de disponibilidad de bienes en la Mayor de las Antillas.
Para que se tenga una idea de cuánto le falta a Cuba por avanzar en este camino, nótese que en otros países de la región como El Salvador, existían en 2022 más de 300 mil pequeñas y medianas empresas y en Panamá más de 200 mil. El crecimiento en los países mencionados supera los 10 mil nuevos emprendimientos al año.
Mientras, en Cuba no pasan de las ocho mil. A todas luces, no ha sido tan rápido el supuesto despegue, pues no ha estado exento de controversias y dificultades.
Un vistazo a la historia de este nuevo sector en la isla permite recordar que su aprobación llegó sólo un mes después de las protestas antigubernamentales masivas de julio de 2021 y, según fuentes oficiales, cerca de el 50 por ciento de estas son estatales.
El sector aporta algo más del 13 por ciento del Producto Interno Bruto del país y ocupa a más del 15 por ciento de los trabajadores en edad laboral, indican estadísticas de las mismas fuentes.
Pese a ser evidentes generadoras de ingresos para el país y para la economía familiar, tienen no pocos detractores que las señalan como causantes de la inflación y más recientemente de la escasez de efectivo. Para el propio presidente cubano Miguel Díaz-Canel, estas críticas llegan “desde una supuesta izquierda demonizando cualquier espacio al mercado”. Todo esto después de años pidiendo aperturas y facilidades para emprender.
¿Precios altos o competitivos?
Una de las críticas a las mipyme cubanas es que sus precios son elevados. Al respecto, estudiosos del tema como Ricardo Herrero, mencionan que estos señalamientos parten de una visión “limitada” y que lo que ocurre realmente es que los cubanos se acostumbraron durante años a precios altamente subvencionados, alejados de la dinámica del mercado.
En una entrevista para EFE, Herrero, director ejecutivo del Cuba Study Group, mencionó que esos mismos detractores no se imaginaron que “a los dos años el sector privado sería lo único que funciona bien en Cuba”. “Con todas las distorsiones que enfrenta, este sector es el único que está poniendo comida en las tiendas y en los platos de la gente”, puntualizó.
Esas distorsiones son, por ejemplo, el inestable mercado de divisas en el país, con tres tipos de cambio y donde en un año el dólar pasó de costar 135 pesos cubanos para superar los 250 la semana pasada. A esto tienen que enfrentarse las mipymes en Cuba, que dependen del mercado informal para comprar las divisas con las que importan sus artículos.
Además, los socios de las mipymes se quejan de que para ellos no existen incentivos fiscales ni créditos bancarios o apoyo gubernamental o de instituciones financieras privadas -en Cuba no existen- para enfrentar inversiones grandes que les permitan convertirse en productores como quiere el propio Estado.
A todas estas, las mipymes siguen vendiendo más barato que las tiendas en MLC en la mayoría de los casos.
El cerco de las “buenas” ideas
En los próximos meses entrarán en vigor nuevas normativas anunciadas por el gobierno cubano referentes a la circulación de efectivo y las transacciones entre empresas, además de que se aceleró la bancarización. Para reconocidos economistas cubanos como el Dr.C Juan Triana Cordoví y el Dr.C Omar Everleny, la bancarización es un ejemplo de una “buena idea mal planteada”.
La carga fiscal es otro problema. El gobierno eliminó la exención de impuestos en el primer año para las mipymes y estas deben pagar un 35 por ciento sobre la utilidad, y los socios un 20 por ciento sobre sus beneficios.
¿Hacen falta más mipymes en Cuba?
La cantidad de mipymes, que ya duplica al número de empresas estatales, puede haber asustado a muchos de los que todavía son recelosos con la propiedad privada en Cuba. Pero para responder la pregunta, basta cuestionarse si en la isla están cubiertas todas las necesidades de la economía nacional y del día a día del cubano.
“Hacen falta muchas más, porque los espacios vacíos que las empresas estatales no alcanzan a cubrir o cubren de forma deficiente sobreabundan”, decía Triana en un artículo de 2022, y a juzgar por los vacíos existentes en Cuba, que todavía son muchos, la respuesta sigue estando a tono algunos meses después.
Por lo pronto, quedan la felicitación de cumpleaños a las mipymes y la expectativa sobre su despegue real en los calendarios por venir.
