Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Foto: Archivo | CN360
Bruno Rodríguez Parrilla ha dejado muy mal parado a su embajador cubano en Rusia, Julio Antonio Garmendia Peña, quien había aprobado la participación de ciudadanos cubanos en el conflicto contra Ucrania.
La voz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, ha dicho que la Isla mantiene “la posición inequívoca e invariable del gobierno cubano, conforme a la legislación nacional, es contraria a la participación de ciudadanos cubanos en cualquier conflicto, contra el mercenarismo y contra la trata de personas”.
Justo cuando un día antes Garmendia Peña declaró a Sputnik, que en el gobierno comunista de La Habana “no tenemos nada en contra de los cubanos que solo quieren firmar un contrato y participar legalmente en esta operación con el ejército ruso”, el canciller lo desmiente.
En sus declaraciones, el embajador cubano en Moscú agregó: “Los estafadores y bandidos están en todas partes”, pero cuando se hacen las cosas de manera legal, por contrato con el ejército ruso que busca hombres para mandar al frente de batalla, Cuba no se opone”.
Las contradicciones de altos representantes cubanos tampoco es un hecho que sorprenda. De hecho, en la política cubana suele ser común.
Cuando el embajador en Moscú intenta congraciarse con Putin sobre el apoyo en su guerra imperialista de expansión territorial hacia Ucrania; el canciller cubano delimita una línea roja contra el mercenarismo, en un discurso marcado para el consumo interno dentro de Cuba, en el ojo internacional ahora mismo por la Cumbre del Grupo 77 +China, donde participan varios presidentes del mundo.