Foto: David López
Texto: Hugo León
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio por terminada hoy la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, más de tres años después de que esa organización declarara la enfermedad como una “emergencia sanitaria global”, el nivel de alerta más alto a su disposición.
El anuncio representa el fin simbólico de la destructiva pandemia, que causó la muerte a millones de personas en todo el mundo y que cambió la vida y la economía a nivel global, en algunos casos para siempre.
“Es con gran esperanza que declaro el fin de la Covid-19 como una emergencia sanitaria mundial”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Poco después indicó que “esto no significa que la Covid-19 haya terminado como una amenaza para la salud mundial”.
Según reportaron medios internacionales, la propia OMS señaló que pese a que la fase de emergencia terminó, la pandemia no ha llegado a su fin y que el director de ese organismo no dudaría en volver a convocar a expertos para reevaluar la situación en caso de que la enfermedad ponga en peligro al mundo.
Para Ghebreyesus, lo peor que puede hacer cualquier país ahora es utilizar la noticia como una razón para bajar la guardia y desmantelar los sistemas que ha construido, o decir a su gente que la Covid-19 ya no es motivo de preocupación.
Si bien la cifra oficial de muertes por la pandemia roza los siete millones de personas, el propio director de la OMS señaló que es probable que la cifra real esté más cercana a los 20 millones de decesos.
Al respecto, disímiles estudios de la OMS y de entidades independientes calcularon la cantidad de muertes durante los años de la pandemia y la compararon con las estadísticas de decesos de cada país en condiciones normales, algo que les permitió concluir que este exceso de muertes podría estar relacionado con la pandemia.
En mayo de 2022, la propia Organización Mundial de la Salud reportó que las muertes por Covid en el mundo se acercaban a los 15 millones en dos años, lo cual era tres veces más que lo calculado inicialmente.
Ahora, un año después, Ghebreyesus insiste en que el virus continúa siendo una amenaza significativa. Mientras tanto, la OMS indica que miles de personas siguen muriendo semanalmente a causa del virus.
Según las máximas autoridades de muchos países y organizaciones mundiales, uno de los principales puntos de control e inflexión de la pandemia fueron las vacunas porque permitieron la protección de millones de personas contra la enfermedad grave e incluso la muerte.
Estos fármacos, sin embargo, fueron mal vistos y recibidos con resistencia por muchas personas alrededor del mundo. A causa de esto se originaron movimientos anti-vacunas, que esgrimen motivos religiosos y teorías de conspiración entre sus razones para no recibir las dosis de esos medicamentos.
Algunos incluso aseguran que la pandemia nunca existió y que fue una treta de los gobiernos y las compañías farmacéuticas.
La pandemia llevó al estrés máximo a los sistemas de salud mundial y también a no pocas economías, resentidas por la detención del comercio y las exportaciones además de los gastos multimillonarios en la investigación, la compra de vacunas y la manutención de hospitales y centros de cuidados médicos en general.
Algunas naciones más pequeñas todavía sufren las consecuencias económicas de la pandemia, asociadas, por ejemplo, al retroceso del turismo y las ventas.
La Covid-19 demostró también la necesidad de invertir en sistemas de salud más resilientes y capaces de sostener servicios esenciales durante las crisis, según ha expresado la directiva de la OMS en varias ocasiones.
