Foto: AFP
Texto: Hugo León
Cuando en febrero de este año Nicaragua liberó a más de 200 opositores y los deportó a Estados Unidos, muchos se preguntaron si ocurriría lo mismo en Cuba y si Washington podría acoger a los cubanos liberados.
Pese a que nada se sabe de la primera duda, las autoridades de la nación norteña aclararon recientemente que sí están dispuestos a recibir a los presos políticos cubanos si son exiliados forzosamente.
De acuerdo con brian A. Nichols, subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, su gobierno no daría la espalda a quienes se encuentran en esta situación en la isla si éstos son forzados a marcharse.
“Si quieren venir a Estados Unidos exploraremos las vías disponibles bajo le ley estadounidense, para acogerlos”, aseguró en Miami esta semana, durante una intervención en la Universidad Internacional de Florida (FIU).
Según el funcionario, la administración de Joe Biden ha pedido a La Habana la liberación de estos prisioneros. Mientras tanto, desde el gobierno de la Mayor de las Antillas, desde hace años se sostiene el discurso de que en Cuba no existen presos políticos.
Nichols agregó que la embajada de Estados Unidos en La Habana se mantiene en comunicación constante con la comunidad que disiente de las autoridades de la isla, incluyendo familiares de los presos.
El subsecretario del Departamento de Estado afirmó que en el tiempo transcurrido desde las masivas protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021, más de 700 manifestantes se encuentran tras las rejas, como parte de los más de mil presos políticos que hay en Cuba, según varias Organizaciones no Gubernamentales.
Las declaraciones de Nichols ocurren casi cinco años después del cierre del Programa de Admisión de Refugiados (USRAP), que aconteció tras el cierre de la embajada estadounidense en La Habana por supuestos incidentes de salud que afectaron al personal del centro.
Cabe señalar que la liberación de estos presos fue una opción mencionada por medios internacionales y no estatales de la isla en el ámbito de la visita a capital cubana del cardenal Beniamino Stella a comienzos de febrero, enviado por el Papa Francisco a propósito de cumplirse 25 años del viaje apostólico de Juan Pablo II a la isla. Durante su estancia en Cuba, Stella pidió una «respuesta positiva» de las autoridades cubanas para la liberación de los presos de las protestas del 11 de julio.
Analistas del tema coinciden en que esta excarcelación podría ser parte de negociaciones para que Washington excluya a Cuba de su lista de naciones patrocinadoras del terrorismo y relaje las sanciones vigentes de la adiministración de Donald Trump.
No obstante, recientemente Estados Unidos volvió a incluir a Cuba en el mencionado listado, lo cual desencadenó protestas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
