Foto: Portal cubano Rafael Freyre
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Con la reactivación del transporte ferroviario en Cuba, incluso dentro de las propias ciudades, vale recordar que este medio de locomoción tiene una larga relación con el desarrollo de la Isla. La locomotora más antigua de Cuba lleva por nombre La Mambisa y tiene 141 años en funcionamiento.
La Mambisa, trabaja desde el poblado de Santa Lucía, otrora ingenio, en el municipio holguinero de Rafael Freyre, y acorde al portal del gobierno de la región, es la locomotora de vapor más antigua aún en activo.
Su casi siglo y medio de funcionamiento con la “misma lozanía” es “gracias al cuidado, innovación y creatividad del colectivo de la Unidad Empresarial de Base Transferraz perteneciente a la Unión de Ferrocarriles de Oriente, destaca el portal gubernamental.
Aunque la realidad de la locomotora es más bien museable, pues al desmantelar el ingenio de Santa Lucía, este dispositivo quedó para objeto de muestra en el Museo de la localidad, donde recientemente también se llevó a cabo el proceso de restauración de la misma.
La isla de Cuba fue la primera de Iberoamérica, la segunda del continente y séptima a nivel mundial en introducir el ferrocarril, en 1837, como solución a las dificultades internas de transporte. La presencia de los ferrocarriles cubanos en el siglo XIX, fue y ha sido fundamental, para el desarrollo de toda la historia.
El ingenio de Santa Lucía en Holguín era una de las más antiguas propiedades cubanas. Su fundador, Don Rafael Lucas Sánchez Hill, lo estableció por el año de 1857. Las vías férreas con que contaba el ingenio tienen una extensión de 160 kilómetros. Inicialmente el material rodante se componía de doce locomotoras, nueve grandes y tres pequeñas; 549 carros para caña, 48 casillas para azúcar y mercancías, 14 carros-tanque para mieles y petróleo y seis carros para pasajeros.
Aunque ahora por las vías férreas de la ciudad de Holguín comienzan a girar locomotoras rusas para la transportación de pasajeros, La mambisa, continúa en su natal Santa Lucía, esperando que tal vez un día no tan lejano, vuelva a rodar transportando caña o cualquier otro producto que le devuelva sus siglos de historias acumulados.
