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¿Qué cubano recuerda estos siete rasgos típicos de los CDR?

Foto: Shuterstock

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

La palabra comité, en Cuba, ha venido identificándose durante décadas con la organización más masiva de las muchas que se crearon tras enero de 1959: los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), esa especie de agencia de vigilancia colectiva que este 28 de septiembre está cumpliendo 63 años.

Decir CDR en la isla es evocar un pasado de efervescencia en que las grandes masas se involucraban lo mismo en la erradicación de vertederos y jornadas de trabajo voluntario, que en acciones de movilización ciudadana. Eran la infantería de la Revolución.

Varias crisis económicas y migratorias después, los CDR han quedado como una organización casi formal, que no ha conseguido revitalizarse ni siquiera porque el gobierno colocó al frente a Gerardo Hernández Nordelo, quien ha recorrido el país de punta a cabo estimulando la siembra de alimentos en pequeñas parcelas comunitarias y tratando de sumar jóvenes a una organización bastante avejentada.

Cuba Noticias 360 compendia siete rasgos típicos de los CDR de antes que hoy están en franca decadencia.

1. Guardia cederista: No había un barrio en Cuba que no presumiera de estar “con la guardia en alto”. Escalonados durante las noches y madrugadas, los turnos de guardia incluían recorridos por los centros productivos y de servicios que se encontraban en el radio de acción del comité y las cuadrillas de vecinos las integraban hombres y mujeres que al otro día iban a trabajar como si nada. En la actualidad, los barrios que realizan la guardia cederista solo figuran en los informes que se elevan al nivel central y en las memorias de algunos vecinos nostálgicos.

2. Guardia pioneril: Variante escolar de la guardia cederista, la pioneril solía hacerse cuando se convocaba, por lo general en torno al 28 de septiembre o en coyunturas específicas, y su valor era simbólico. Los cubanos que hoy tienen entre 30 y 40 años recuerdan aquellos recorridos infantiles en que se iba casa por casa recogiendo firmas como constancia y, al día siguiente, el reconocimiento público en las escuelas a los niños que se destacaran.

3. Vigilancia permanente: Si en algo fueron efectivos los CDR era en la posibilidad de saber vida y milagro de cada uno de los ciudadanos. Bastaba con llegar a la cuadra, preguntar por el presidente del comité e interrogar a varias vecinas asomadas a los postigos para conocer hasta donde el jején puso el huevo en cualquier hogar de la zona. En algunos barrios todavía sucede así, pero la aguda crisis que sacude al país ha volcado a todos, informantes de CDR y ciudadanos espiados, a buscarse la vida como sea; no queda demasiado tiempo para estar pendiente de los demás.

4. Recogida de materia prima: Latas, cartones, chatarra, frascos de cristal y cuanto tareco pudiera aprovecharse era minuciosamente recolectado en las cuadras y enviado a las empresas de recuperación de materia prima, aspecto que era tenido en cuenta como parte de la emulación que tanto ironizaba el personaje de Facundo, en Vivir del cuento. Hoy se siguen recogiendo latas, cartones, chatarra, frascos de cristal…, pero los ciudadanos los meten en un saco y van a venderlo personalmente en los puntos de recogida, porque ya nadie entrega gratis ni una libreta vieja si puede ganarse unos pesos con ella.  

5. Donaciones de sangre: Como la de materia prima, la donación de sangre es cada día más rara a nivel de barrio. De aquellos miles de brazos que solían extenderse cada cierto tiempo quedan unos cuantos, no solo porque hasta la sangre se compra y se vende hoy en Cuba, sino porque la alimentación del cubano en la actualidad está lejos de ser la adecuada, y el donante de sangre primeramente debe estar bien nutrido y saludable. Las peticiones de ayuda en redes sociales y los anuncios de venta de diferentes tipos de sangre en los sitios de Revolico hacen saltar las alarmas.

6. Asignaciones de equipos: Estuvieron a punto de provocar guerras civiles, pero las asignaciones de equipos como teléfonos y televisores fueron un instrumento empleado durante un tiempo para estimular a los cederistas más sacrificados, las Chunchas de cada barrio. Cuando llegaba la noticia se recogían las solicitudes, cada aspirante sacaba su larga hoja de méritos y reconocimientos, y una comisión creada para ello analizaba los expedientes. La decisión siempre, siempre, siempre era cuestionada y mal vista por quienes no alcanzaban, pero los vencedores se iban a casa con la moral más alta que Maceo. 7. Caldosa: La caldosa del comité fue, durante décadas, el punto culminante del trabajo cederista de todo un año: el barrio entero se congregaba en la tarde-noche del 27 de septiembre en torno a un caldero, por lo general tiznado por la leña y plantado en medio de la calle, en el que iban a parar huesos de cerdo, viandas y especias que, en parte entregaba el gobierno, en parte sacaban los vecinos de sus propias despensas. La caldosa es, quizás, lo que más extrañan los cubanos de aquellos años de gloria de los CDR, que es decir los años de las vacas gordas en la isla. Si hoy en los hogares cubanos hay que hacer maromas para llevar un plato de comida a la mesa, a nadie se le ocurriría proponer que la gente done sus escasos recursos para una caldosa que ya pudiera exhibirse como un objeto museable

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