Foto: Jorge Luis Borges
Texto: Karla Castillo
Hace algunos días, Isidoro, personaje del gustado programa televisivo Vivir del Cuento, le decía a Pánfilo que soñaba casarse (con alguien de su mismo sexo, él es gay), y se mostró esperanzado, porque en este 2021 debe llevarse a cabo una revisión del Código de la Familia en Cuba, donde el matrimonio igualitario es uno de los principales asuntos a analizar.
Ese fragmento del diálogo que mantuvieron Marlon Pijuán y Luis Silva, cada uno interpretando a sus personajes, toca un tema actual de la vida real en la Mayor de las Antillas, y más desde que se llevó a análisis el proyecto de la nueva Constitución cubana, en 2018.
De las 70 formas jurídicas a actualizarse con la nueva Constitución, el Código de Familia fue el único que el gobierno llevó a referendo, posponiendo una reforma legal que ha sido esperada, demandada y soñada por el movimiento LGBTIQ cubano por años.
La luz de esperanza que se encendió con el proyecto de la nueva Carta Magna, quedó en suspensión al eliminarse el artículo 68 de ella (el mismo que abría la posibilidad de la aceptación del matrimonio igualitario).
Dicho artículo del texto constitucional encontró una feroz oposición por varios sectores de la sociedad y algunas denominaciones religiosas, el país se volvió terreno de un “dime que te diré” entre ambos bandos: los que apoyaban la inclusión de la unión igualitaria, y los que no.
Medios estatales cubanos han indicado que el Código de la Familia, estuvo entre los 10 tópicos más debatidos en la consulta popular del proyecto de Constitución, y el 24 por ciento de las opiniones giraron en torno a ese asunto.
Este debate atrasaba la aprobación de la Constitución y de ahí que se tomaran ciertas medidas, entre ellas, aplazar hasta 2021 el nuevo texto del Código de Familia, donde debe considerarse la aprobación de la nueva formulación legal del matrimonio, y la admisión o no de la unión igualitaria.
Se estableció que irá en tres ocasiones a la Asamblea Nacional, con la primera lectura entre los meses de marzo y abril de este año, para luego someterlo a la consulta popular, el debate con los diputados y la aprobación definitiva, en Referendo, del texto resultante, tal como lo dicta la Disposición Transitoria Decimoprimera de la Constitución.
Sin embargo, antes de llegar a eso, debe pasar por un largo proceso donde los especialistas encargados de su redacción han estado bajo la presión de crear un Código con características muy necesarias: abierto, inclusivo, que recepcione los derechos, principios y valores enarbolados por la Carta Magna y deseche prejuicios y estereotipos.
Las expectativas están en que el nuevo Código rebase antiguos y estrictos cánones y tradiciones respecto a los modelos familiares, actuando acorde a los tiempos actuales.
Hace falta que la Covid-19 no interfiera en el proceso que comenzará en los próximos meses y que puede resultar definitorio para este sueño de la comunidad LGBTIQ cubana.
