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¿Cómo Wilber Gutiérrez se convirtió en Chacón, el enemigo de Pánfilo en Vivir del Cuento?

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

No es un cuentapropista alardoso, ni un viejo “verde” con una novia de veintitantos; sin embargo, a fuerza de salir lunes tras lunes en el estelar humorístico de la televisión cubana, ya nadie lo conoce como Wilber Gutiérrez, sino como Heriberto Chacón, el archienemigo de Pánfilo Epifanio.

A Vivir del Cuento llegó cuando ese espacio apenas comenzaba como una competencia de aficionados. Al cambiar el formato del programa, Wilber interpretó otros roles, aunque pocos lo recuerdan: el padre de Cachita, el esposo de Evarista y un trabajador de la Empresa Eléctrica; pero fue Heriberto Chacón el que terminó colándose en los afectos de los cubanos.

Según declaraciones del propio Wilber Gutiérrez, su personaje vino a complementar a Pánfilo, el protagonista, al propiciar situaciones que lo pusieran contra las cuerdas y lo alteraran al máximo.

De ahí que su caracterización como un señor de la tercera edad que luego de trabajar muchos años en el sector estatal se convirtiera en un cuentapropista acomodado resultó tan acertada, porque además de demostrar la decadencia de Pánfilo, representa a un sector emergente de la realidad cubana.

Como carpintero que viola el fisco y dueño de la cafetería denominada La Guapacho S. A., Chacón vive burlándose de Pánfilo y haciendo alarde de su solvencia económica, aunque su pretendido éxito en más de un capítulo ha quedado en entredicho.

Además del excelente diseño del personaje —mérito de los guionistas—, resultan loables el trabajo con la gestualidad y la modulación de la voz con que el actor ha conseguido dotar de verosimilitud a su Chacón, aunque es la peculiar risa uno de los elementos que mejor lo identifican. Sin estar en el libreto, Wilber Gutiérrez la lanzó en una de las emisiones y hoy el show sería inconcebible sin esas carcajadas socarronas.

Sin formación actoral alguna, al igual que otros protagonistas de Vivir del Cuento, Wilber comenzó en el movimiento de aficionados. Oriundo de Santiago de Cuba, estudió en la Isla de la Juventud y ya para el 2003 se estableció en La Habana, donde participó en los festivales Aquelarre.

En una entrevista que le concediera a Luis Silva, Gutiérrez se definió como un guajiro con suerte: “Doy muchas gracias a Dios y al director de este programa, Ignacio Hernández, que creo que es mi segundo Dios. Me ha ayudado mucho”.

Wilber no es el anciano que vive sacando de sus casillas a Pánfilo, sino un hombre de 55 años que todavía se enreda en el set tratando de encontrar la cámara que le corresponde y que, incluso, puede interrumpir el plano de sus compañeros buscando el suyo. Y eso que ya lleva más de una década entre las luces y el atrezo de la televisión.

Si bien sus pretensiones futuras incluyen actuar en teatro y en dramatizados en general, lo que más desea es continuar dándole vida a ese viejito fanfarrón que ya resulta imprescindible para conformar esa especie de radiografía de la sociedad cubana.

“Creo que el éxito de Vivir del Cuento —dijo— radica en que tocamos los temas que están en el ambiente, que la gente sabe, pero que quiere escuchar”.

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