Fotos: Jorge Luis Borges
Por: Karla Castillo
La novena Semana de Teatro Alemán llegó este 2020 como “un oasis en medio de un año privado de vida”, así la caracterizó el dramaturgo cubano Reinaldo Montero, y no es para menos, después de tantos meses de pausa para las artes escénicas en el mundo por culpa de la pandemia.
Del 6 al 15 de este mes La Habana rememoró a grandes dramaturgos a través de la adaptación de sus obras por directores cubanos, y aunque la semana quedó reducida en cuanto a actividades porque no se pudo invitar a directores alemanes para intercambiar con los cubanos, se desarrollaron un total de cinco estrenos, más una reposición, un performance y el evento teórico desarrollado en la Fundación Ludwig.
Furor fue una de estas propuestas, que llegó bajo la dirección de Miguel Abreu. Una obra que habla de la diferencia de clases y el debate político, así como el rol de las redes sociales. Pareciera que, a pesar de algunas particularidades, la esencia de la puesta en escena hablara de la Cuba actual. A pesar de los nasobucos era evidente como el público se sentía reflejado en esa madre indignada por su hijo de clase obrera atropellado, como la figura del político recordaba a tantos y tantos personajes con los que hemos intercambiado, ya sea vía real o virtual. La prensa, ¿qué hace la prensa? Elementos como la selfie, Google, fake news, dotaron a Furor de una actualidad impresionante, de la que muchas veces carecen otras obras.
Su concepción hacía que el público participara sin necesidad de palabras de por medio. Los convertía en jueces y parte del conflicto. Sin dudas, un inicio esperanzador para el arte de las tablas en Cuba.
