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Red de bicis públicas en La Habana es impulsada desde la colaboración internacional

Texto: Darcy Borrero

Un sistema de bicicletas públicas en La Habana, lo que hasta el momento parecía un sueño, es la promesa recientemente anunciada por las autoridades del país, como parte del proyecto Neomovilidad.

Financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el abarcador proyecto lo lidera la Dirección General de Transporte de La Habana y permitirá que para el venidero 2021 comience a funcionar a modo de prueba en la capital cubana el sistema de bicicletas públicas.

Las razones son claras: en consonancia con la tendencia europea de reducir las emisiones de carbono derivadas del uso de combustibles fósiles, la propuesta busca fomentar el uso de este otro medio de transporte sin motor o lo que es igual, bajo en carbono.

Con el alquiler, que es la modalidad prevista, se realizarán más de 227 000 viajes diarios según refiere la prensa estatal a partir de un análisis de la movilidad en La Habana. Pero las cifras, si se logran, no serán reales hasta que no termine la ejecución del proyecto en 2022.

La directora general del Centro de Investigación y Manejo Ambiental del Transporte (Cimab) dijo a medios estatales que ya se realizó el estudio de factibilidad para el alquiler de las bicis y que marcha el proceso de licitación del sistema de gestión.

Bicicletas en malecón habanero

¿Por dónde circularán las bicis?

La prensa estatal reconoce que inicialmente la ruta abarcará solo una parte de la ciudad. Sin embargo, llama la atención que se dispondrá una estación urbana en el periférico reparto Fontanar, municipio de Boyeros. Otras seis cicloestaciones estarán ubicadas en áreas de la Universidad Tecnológica de La Habana y el reparto Río Verde, a más de 10 kilómetros del centro de la capital.

No obstante, el promedio de distancias que cubrirá este servicio público de transporte será de tres kilómetros y medio. La prioridad la tienen, si se lee la disposición de las estaciones alrededor del recinto universitario, la movilidad por trabajo y estudio.

¿Qué tanta seguridad tendrá el servicio?

Al saber de la implementación de este proyecto, cubanos radicados en la isla y fuera de ella, enseguida bromearon con que poco duraría debido a la crisis económica y posibles robos. “Les doy un mes”, escribió un usuario entre los comentarios de la noticia en redes sociales.

Se trata de afirmaciones alimentadas además por largos periodos de escasez de todo tipo en el país, con punto crítico en los 90, cuando la bicicleta era casi la única forma de moverse y su valor cobró simbolismo al exacerbarse. De modo que alimentó un mercado negro al cual se incorporan en la actualidad partes, piezas y vehículos importados por personas naturales.

Sin embargo, la información de medios estatales da cuenta de que existe ya una estrategia para proteger el desarrollo de esta modalidad de transporte como la instalación de cámaras de vigilancia y la habilitación de ciclovías.

Las ciclovías permiten, además, evitar accidentes, al incorporar al trazado urbano las líneas exclusivas para las bicis.

Este tipo de infraestructura es empleada en países que se toman como referencia para el proyecto de bicicletas públicas en Cuba. Son varias las naciones que desde hace algunos años cuentan con estos sistemas y dejan lecciones sobre su funcionamiento ejemplar.

Referentes mundiales y locales en el uso público de la bicicleta

Se tomaron experiencias de países como Argentina, España, México, Holanda y Dinamarca, dijo Claritza Cárdenas de la Vega, directora de la división pasajeros y vialidad de Cimab. Aunque omite a Colombia, otro referente del ciclismo público en Latinoamérica, añadió que ha servido como antecedente Ha´Bici, un programa de la Oficina del Historiador de La Habana que lleva un par de años en movimiento por las calles de La Habana Vieja.

Alternativa frente a la inseguridad de las motorinas

Los biciclos sin motor tienen a favor de los usuarios varios elementos. El ejercicio físico, el disfrute lento del paisaje verde, pero, sobre todo, evitan el riesgo de exponerse a posibles incendios domésticos.

En un entorno de abundancia en las calles de las llamadas «motorinas», como parte del desgastado parque automovilístico en la Isla, el Cuerpo de bomberos ha contabilizado 186 casos de explosión por malos manejos de estas en viviendas, dejando a 11 personas heridas y otra fallecida.

Asimismo, mientras las piezas de motorinas, en especial las baterías, dependen de una cadena importadora, las fuentes estatales aseguran que estas nuevas bicis del sistema público serán ensamblados por la empresa Minerva, de Villa Clara, a partir de un diseño específico elaborado por el Cimab, considerando “las características de la población cubana”.

La concepción de estos proyectos muestra que, hasta ahora, sigue primando la decisión de darle impulso al uso de la bici desde el sector estatal. Si en el futuro se permitirán redes de este medio de transporte manejadas por privados, aún no se sabe. Algunas bicicleteadas promovidas por la ciudadanía han sido suspendidas por las autoridades.

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