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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Cuando en Cuba nadie habla de sequía porque la primavera ha llenado los embalses, en Trinidad la gente anda buscando el agua con lupa y pagando por una pipa lo que el pipero quiera pedir: de 3 000 a 5 000 pesos por estos días, según revela la prensa local.
No es una exageración gratuita: en una localidad que ha crecido exponencialmente por el desarrollo turístico, los manantiales que surten la ciudad ya no dan abasto; a ello se suma la inestabilidad de los sistemas de bombeo por la rotura de varios equipos y los apagones de los últimos meses. Como resultado, casi toda el área urbana ha carecido del servicio estable, afectación de la que tampoco escapan las comunidades rurales del municipio.
Además del surtidor natural que baja desde San Juan de Letrán, la llamada tercera villa de Cuba recibe el líquido de otras fuentes: las baterías de pozos emplazados en Santiago Escobar, Las Piñas, Los Mangos y la zona Oeste. Como reservorios cuenta con cuatro tanques de distribución y una planta potabilizadora.
Sin embargo, esta infraestructura hidráulica resulta incongruente con el crecimiento urbanístico en el territorio, a pesar de que el proyecto integral de rehabilitación, previsto desde hace más de una década y paralizado por falta de financiamiento, permitió adquirir varios equipos de bombeo y concluir algunas de las inversiones, según refieren los expertos.
En semejante estado de cosas, distribuir la escasa agua entre todos los barrios y localidades del municipio es un quebradero de cabeza para los especialistas y un negocio lucrativo para quienes se aprovechan de la escasez para llenar sus propios bolsillos.
Según el Grupo Temporal de la Sequía constituido en el Gobierno local para atender este problema, más de 30 000 trinitarios se ven agobiados por la falta crónica de agua. Las alternativas no parecen satisfacer a todos en la misma medida.
La distribución en carros cisternas, por ejemplo, se resiente por la falta de gomas, baterías y combustible para las pipas, por mucha prioridad que se le dé al tiro de agua de la población. A ello se suman las quejas reiteradas sobre el desvío de los carros por parte de los choferes, que luego venden el líquido al mejor postor, casi siempre dueños de negocios que precisan del agua para sus restaurantes, cafeterías y hostales.
Ese fenómeno lo reconocen hasta las autoridades, como Arnaldo García Iznaga, delegado de una circunscripción del centro de la ciudad: “Existe mucho descontrol; por ahí es que se desvía el agua y se vende. Anteriormente nosotros le firmábamos el vale al pipero y hasta hacíamos el viaje con él”, expone.
La mejoría en el abasto del líquido no dependerá de la conciencia de los piperos, sino de la llegada de las lluvias, de la recuperación de San Juan de Letrán y de la estabilidad de los sistemas de bombeo con la incorporación de nuevos equipos, algunos de los cuales ya se encuentran en fase de instalación, de acuerdo con reportes de Acueducto en el sureño municipio.
No obstante, a largo plazo deberán construirse nuevas fuentes de abasto, según consta en el proyecto integral de rehabilitación hidráulica, que incluye el trazado de una conductora de 20 kilómetros y otras grandes inversiones.
Crazo error, los manantiales y las cuencas hidrográficas, si dan abasto, y sobra agua, lo que se opera muy mal el sistema, la planificación de las inversiones es incongruente, se prioriza el Turismo por encima de la poblacion ( se construyó un hotel recientemente con 11 piscina ) los recursos asignados y donaciones, para mejorar el sistema, son mal utilizados o se desvían a otras tareas o sectores, etc. El municipio de Trinidad es de los que más aguas posee en el país.