Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Como casi todo en la Cuba de los últimos tiempos, los dramatizados infantiles también han tocado fondo. La prueba no está en los funcionarios de la televisión nacional, que ya ni se acuerdan que deben pensar en las aventuras para los niños cubanos; sino en la avalancha de comentarios, casi siempre nostálgicos, que los usuarios publican en las redes sociales cada vez que sale a relucir el asunto.
En Cuba Noticias 360, por ejemplo, un artículo reciente sobre las 5 aventuras cubanas más exitosas de todos los tiempos desató decenas de opiniones que convergían en un punto: la necesidad de rescatar el espacio que a las siete y media de la tarde ponía a soñar a los más pequeños de casa.
Algunos internautas llegaron a asegurar que antes de 1988 se transmitieron, y en vivo, las mejores aventuras de Cuba, entre ellas, Los comandos del silencio, Orden de ataque, El águila, El halcón, La capitana del Caribe, Robin Hood, El León de Damasco, El Corsario Negro, Enrique Lagardere, El Jaguar, El Conde de Montecristo y un largo etcétera de audiovisuales que ilustran que cuando se quiere, se emplea bien el escaso presupuesto.
Pero, a juzgar por la falta de proyecciones que en ese sentido revelan los directivos y especialistas de la televisión cubana, hay pocas esperanzas. Para apuntalar el olvido voluntario de las aventuras, esgrimen la consabida falta de recursos, que al parecer es todavía más asfixiante que durante el llamado Período Especial, cuando se freía con manteca de cebo y tocaban dos hamburguesas por carné de identidad, pero se siguieron produciendo estos dramatizados.
Luego se diluyeron poco a poco: una reposición hoy, un estreno mañana, un serial extranjero después, a tal punto que ahora mismo es difícil decir con exactitud en qué año dejaron de filmarse. La enumeración se queda en un limbo impreciso entre El medallón, El guardián de la piedra, Los tres Villalobos… Está por ahí.
A partir de entonces el horario de las aventuras fue ocupado por seriales como el español Un paso adelante, que fue, efectivamente, un paso adelante si lo comparamos con los estertores de producciones juveniles cubanas, pero que en modo alguno satisfacían a la audiencia infantil; y la norteamericana One tree hill, proyectada en la isla como Hermanos rebeldes y que vino a ser una inyección en vena del american way of life para los adolescentes insulares.
Debe ser que cuesta millones producir una aventura en Cuba. “Debe ser”, porque a ciencia cierta nunca nadie ha explicado cuánto. Entonces el público tiene que conformarse con que directivos y funcionarios de la televisión se escuden en los exiguos dineros para decir que no se puede, que aventuras para niños, por ahora, no; mientras se destinan cifras para nada despreciables a programas de bajísimo rating y dudosa calidad estética.
En ello coincide el usuario Esnel, que publicó en este mismo sitio un comentario lapidario: “Es una lástima que se haya perdido ese espacio —opina— y no creo que sea por falta de presupuesto, porque desde hace tiempo ponen en la televisión programas que no merecen verse a ninguna edad. Creo que las aventuras cubanas son parte de nuestra identidad y la hemos perdido por burocracia y desinterés”.
Puede que cueste millones producir una aventura en Cuba; pero habría que analizar cuánto le costará a esta isla que sus ciudadanos de mañana crezcan sin dramatizados capaces de estimularles la capacidad de soñar.
