Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
Al menos dos centrales flotantes turcas de generación eléctrica han abandonado Cuba recientemente, tras la finalización de los contratos firmados, informó a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy.
El anuncio genera incertidumbre puesto que el país tiene 170 megawatts menos de generación eléctrica para enfrentar la etapa veraniega que vive la isla, precisamente la de mayor consumo.
Para el mes de abril Cuba contaba con ocho centrales flotantes contratadas a la empresa turca Karadeniz Holding, con la que se apoyaba la producción de electricidad. Con estas, y con algunas medidas tomadas en el sector estatal, el país redujo los apagones en comparación con el año pasado.
Las plantas fueron parte de una estrategia anunciada en agosto de 2022 por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel. Para octubre de ese año el gobierno destituyó al ministro de Energía y Minas y prosiguió con planes de mantenimientos programados.
Las centrales termoeléctricas cubanas, con décadas de explotación, sufren actualmente roturas de diverso tipo, lo cual obliga a tener varias unidades productoras de electricidad detenidas.
En ese contexto, las centrales eléctricas flotantes procedentes de Turquía ayudaron a resolver el problema.
Las patanas turcas y las reparaciones en unidades de las termoeléctricas permitieron que en lo que va de verano los apagones sean menos prolongados y frecuentes que en 2022 y 2021.
En ese último año mencionado, la crisis con la electricidad fue precisamente uno de los detonantes para las protestas antigubernamentales masivas del 11 de julio, las más grandes de la historia de Cuba desde 1959.
No obstante, desde su llegada expertos internacionales señalaron que no eran la solución definitiva al problema energético de Cuba.
Al igual que los planes de los grupos electrógenos del ex mandatario cubano Fidel Castro, las patanas supondrían un alivio de la situación electroenergética pero sólo a corto plazo, y si la isla tenía más dinero, a mediano plazo. La solución más efectiva, aunque más costosa, es invertir en las centrales termoeléctricas del país.
El gobierno cubano nunca ha ofrecido claridad sobre el costo de las centrales eléctricas contratadas, aunque documentos citados por medios no estatales de la isla señalan que los contratos de Karadeniz con el Líbano para abastecerles con 270 megawatts por tres años costó poco menos de 400 millones de dólares.
En el caso cubano, en noviembre de 2022 se llegó a los 400 megawatts de generación a través de estas centrales turcas.
