Foto: RL Hevia
Texto: Raul del Pino
La relación del béisbol y los Juegos Olímpicos pudiera explicarse como la de una pareja tóxica que se separa y vuelve cada cierto tiempo. Lo anterior se justifica con el reciente anuncio de la inclusión del deporte de las bolas y strikes en el programa de Los Ángeles 2028.
Ya había sucedido algo parecido cuando Tokio 2020 lo acogió de nuevo tras las ausencias en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, pero a los organizadores de París 2024 no les pareció atractiva la disciplina con más de 150 años de antigüedad y volvió a prescindir de ella.
Por suerte, el Comité Organizador de la cita angelina le dio el valor que merece al que puede considerarse uno de los tres deportes emblemáticos de Estados Unidos, y desde ya muchos apuntan al majestuoso Dodger Stadium como la sede ideal para acoger el torneo olímpico.
Pero el béisbol no es el único que celebrará su regreso al escenario bajo los cinco aros, toda vez que el softbol lo acompañará -como era de esperarse-, junto al críquet, lacrosse, futbol bandera y squash. La validación oficial ocurrirá la semana próxima, luego de que el ejecutivo del Comité Olímpico Internacional (COI) diera el visto bueno este viernes.
En el anuncio realizado por el presidente del COI Thomas Bach trascendió también que de los otros tres deportes pendientes de una decisión para 2028 -la halterofilia, el pentatlón moderno y el boxeo-, se incluirá a los dos primeros y se seguirá estudiando el caso del tercero.
De vuelta al béisbol, todavía se desconoce cuál será el formato de la competición, reglamento o sistema clasificatorio. A partir de los cambios que ha experimentado en los últimos años de la mano de la Confederación Mundial (WBSC), alguna que otra sorpresa pudiera darse como los partidos a siete a innings o nuevamente solo seis equipos en la lid, como ocurrió en Tokio.
Independientemente de esos detalles, para Cuba volverá a ser motivo de alegría saber que su pasatiempo nacional retorna al monte olímpico, a la vez que será un camino bien empinado lograr la clasificación.
De las seis citas estivales que incluyeron al béisbol en su cronograma, las selecciones nacionales de la Isla estuvieron presentes en todas menos en la última, y se colgaron las medallas de oro en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Atenas 2004, y otras dos de plata en Sídney 2000 y Beijing 2008.
Quizás de aquí al 2028 el deporte cubano ya haya cambiado lo suficiente como para que se pueda aspirar a participar con una escuadra bien competitiva, como las que elevaron las cuatro letras a planos estelares a finales del pasado siglo y principios del actual.
