Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
Poner la cafetera ha sido el primer paso de la rutina diaria de millones de cubanos durante décadas, incluso siglos. El consumo del delicioso líquido es parte intrínseca de la identidad de la isla, una que se ve afectada porque ya no todos pueden pagar los 100 pesos o más que vale el café Hola, el más barato que se vende en el país.
Bien dicen por ahí que la fórmula de la felicidad total nadie la conoce pero seguramente incluye café. Después de un par de días sin probar un sorbo de este, comienza una molesta migraña que puede durar horas y no hay pastillas que la alivien. Abstenerse del café tiene un alto costo, pero comprarlo también.
¿Dónde y a cuánto se compra café en La Habana?
A Elsa, de 80 años, hasta hace algunos meses el bodeguero le vendía cada semana un paquete de café en 70 pesos. Caro porque ella depende en gran medida de su retiro, pero pagable gracias a la ayuda de sus hijos. Luego subió a 100 pesos pero “el problema es que ahora ni siquiera el bodeguero tiene café por fuera”.
La alternativa que le queda es comprar en las tiendas en MLC o en las mipymes del barrio, porque no quiere ni puede pagar los 15 pesos que vale la tacita en la cafetería de la cuadra.
Su vecino también le daba algo de café, pero él tampoco tiene ya, aunque su salario es mejor, se le dificulta pagar los mil o mil 200 pesos que cuestan los pequeños paquetes de café La Llave importados por las mipymes para vender en La Habana.
A ambos les da igual si el café es Hola, Arriero, La Llave o Cubita, lo importante es tener los buchitos de cada día, pero cada vez es más difícil encontrarlo.
Hasta las inmediaciones de la famosa Cuevita en San Miguel del Padrón ha ido su vecino para comprar el café un poco más barato. Ahí solía comprar el paquete en 850 pesos pero hace semanas está en 950 pesos, cuando aparece.
“Por suerte mi vecino es un poco acaparador y cuando va compra cuatro o cinco paquetes”, comentó Elsa a reporteros de este medio. “Pero de donde sacas y no repones se acaba, y hace dos días que no tomamos café”, agregó, lamentando la migraña y riéndose de que era su propia culpa, por acostumbrar al cuerpo.
“Al cuerpo no se le puede dar todo lo que quiere, al menos en Cuba”, concluyó entre risas.
¿Y la producción de café en Cuba?
Cuba solía ser un eminente productor de café y de hecho, sus granos son ampliamente reconocidos a nivel internacional. Hay quienes dicen que el café cubano y el colombiano son los mejores del mundo.
El problema está en que el país necesita no menos de 24 mil toneladas de este producto tan sólo para abastecer la pequeña canasta familiar normada y ni siquiera es capaz de producir la mitad de esa cifra, de acuerdo con fuente estatales.
Las marcas de mayor calidad se exportan y se importan otras no siempre de igual calidad que se venden en las tiendas MLC, pero hace semanas que en las tiendas de este tipo de Centro Habana y del Vedado no se abastece con el producto, según explicaron a Cuba Noticias 360 varios consumidores capitalinos.
Otra alternativa sería comprar los paquetes de café Indiana en granos en las tiendas MLC, pero su costo supera los 21 MLC, unos cinco mil 200 pesos al cambio actual.
En Cuba, cada persona mayor de siete años debe recibir un paquete de café Hola de 115 gramos al mes, pero también las bodegas deben varias entregas. Desde septiembre del año pasado las autoridades cubanas reconocieron que las contingencias con los apagones y la falta de materia prima afectan la producción de café en la isla, por lo que es difícil llegar a los números necesarios.
La próxima estrategia del vecino de Elsa será ir a algunos hoteles de la capital para convencer a los trabajadores de venderle café a granel. Aunque no venga en su bolsa, se sabe que va a ser bueno, considera la octogenaria.
Si en los hoteles no pueden venderle, a los dos nos esperan más días de migraña, hasta que vuelva a aparecer La Llave o Arriero a mejor precio en las cafeterías de por acá, y tocará acompañar el cigarro aunque sea con té, señaló riéndose.
“Menos mal que cigarros sí hay, porque en La Habana ha habido momentos en que no aparecían ninguno de los dos, y aquello sí era para volverse loco”, concluyó.
