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Jorge Soler, el inesperado y legendario MVP cubano de la Serie Mundial

Por: Alejandro Varela

Mientras los medios oficiales de la isla miran hacia otro lado, el nombre de Jorge Soler llena cintillos y titulares en el resto las publicaciones deportivas del planeta relacionadas con el béisbol. Un MVP cubano en la Serie Mundial, la segunda vez en toda la historia que algo así sucede. Un suceso raro, novedoso, épico.

La actuación de Soler perfectamente puede convertirse en el guión de una película. No muy a menudo el deporte -cada día más crudo y profesional- regala momentos de redención así. Para Cuba, el orgullo se magnifica por todo lo que representa que otro pelotero suyo toque la gloria en Grandes Ligas.

Con tres jonrones decisivos en la discusión del título de 2021 frente a Astros de Houston, ganó un premio que ni el más avezado de los expertos podía vaticinar al comienzo de agosto. Soler había salido de Kansas City por la puerta del fondo el último día del mercado de traspasos para llegar a unos Bravos de Atlanta envueltos en una temporada mediocre, donde su clasificación a la postemporada estaba en tela de dudas.

Sin embargo, el habanero supo encontrar la motivación para reponerse de una discreta línea ofensiva de .192 de promedio y solo 13 jonrones, hasta elevar su rendimiento a .269 y 14 bambinazos en los últimos dos meses de la campaña regular. Esa mejoría ayudó a la franquicia de Georgia a culminar el calendario regular con marca de 88-73 y entrar en el último vagón a los playoffs.

Los cubanos amantes del béisbol estaban de fiesta con la armada que los representaría en el béisbol de octubre, aunque Soler no sonaba tanto como los «Cuban» White Sox encabezados por José «Pito” Abreu», los Astros de Yuli Gurriel, o los Rayos de Tampa de Randy Arozarena. Por si fuera poco, en medio de la Serie Divisional ante Milwaukee Brewers, dio positivo a Covid-19 y causó baja también de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional frente a Dodgers de Los Ángeles. Su nombre se diluía de entre los protagonistas.

Pero «el Crudo» se recuperó a tiempo para la instancia definitiva y mandó un mensaje bien alto de sus intenciones abriendo las hostilidades en el mismísimo Minute Maid Park con el primero de sus tres estacazos de vuelta completa. El segundo lo conectó en función de bateador emergente en las postrimerías del juego cuatro para completar la remontada de su equipo por 3-2.

Y al igual que los dos anteriores, su último jonrón también fue para romper un empate, esta vez en el sexto y definitivo encuentro, cuando mandó la pelota con dos compañeros en circulación y abrió el grifo de las carreras en el triunfo final 7-0 de los Bravos. Según estadísticas oficiales, el «moonblast» del cubano a 446 pies de distancia fue uno de los más largos en los 21 años de existencia del estadio de Houston.

De esa forma, Soler se convirtió en apenas el sexto jugador en toda la historia del béisbol con tres vuelacercas para poner en ventaja a su equipo en una misma Serie Mundial. El exclusivo listado lo inauguró el legendario Babe Ruth en 1926 y le siguieron Lou Gehring en 1928, Gene Tenace, 1972, Curtis Granderson en 2015 y George Springer en 2017. Paremos de contar.

Entre los cubanos también dejó su huella, pues es el tercero que logra tres jonrones en el mismo Clásico de Otoño para unirse a Tany Pérez en 1975, y Randy Arozarena la pasada temporada.

Pero su rendimiento no quedó solo en sus tres históricos cuadrangulares. El slugger antillano bateó para .300, remolcó seis carreras, recibió cuatro bases por bolas y dejó un excelente OPS de 1.191 en toda la Serie Mundial, números todos que avalaron con creces su distinción de MVP.

Solo Liván Hernández había hecho algo similar entre los más de 220 peloteros cubanos que han jugado en Grandes Ligas en todos los tiempos. Aunque ya pasaron casi 25 años, todavía está fresca en la memoria de los fanáticos aquella memorable actuación del pitcher villaclareño en la final de 1997 cuando lideró el primer título de los Marlins de la Florida. Ahora Soler se une a Liván y ambos crean otro selecto grupo de cubanos ganadores del MVP de una Serie Mundial que espera en el futuro sumar muchos otros nombres.

Por lo pronto, el trofeo de campeón que levantó anoche envuelto en la enseña cubana, se convierte en el segundo que gana en su carrera de ocho años en MLB, después de celebrar su primer título hace cinco años con Cachorros de Chicago. Aquella vez asumió un rol secundario, pero ahora Atlanta toda recordará para siempre su nombre mientras hacen el mítico cántico del Tomahawk Chop.

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