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El béisbol cubano y un 2023 con sabores agridulces a nivel internacional

Foto: RL Hevia

Texto: Raúl del Pino

Pensar en el béisbol inevitablemente lleva al cubano a lugares donde convergen sentimientos encontrados. No puede ser de otra manera tratándose del deporte insignia de una isla del Caribe cuyo ADN va ligado intrínsecamente al juego que tiene por protagonista a un bate y una pelota.

Y en los tiempos que corren actualmente en Cuba, el pasatiempo nacional se erige más que nunca como reflejo de la sociedad, con todas sus luces y sombras. Pocos conflictos socioculturales pueden leerse con mejor claridad en la sociedad cubana de hoy que los relacionados con la pelota.

El año que está punto de finalizar pasará a la historia como uno de los más movidos del presente siglo para el béisbol. A la par que internacionalmente coincidieron diversos certámenes como nunca antes había pasado, el nombre de Cuba también se escuchó bien alto en la meca mundial que son las Grandes Ligas de Estados Unidos.

Los meses iniciales del 2023 estuvieron marcados por la celebración del V Clásico Mundial, donde por primera vez las autoridades deportivas permitieron que se convocaran para el equipo Cuba a jugadores sin vínculos oficiales con la Federación, entre ellos unos cuantos con experiencias al más alto nivel.

Por supuesto que en esa selección quedaron fuera muchos nombres, y al final solo entraron unos pocos con pasado y presente en MLB, pero aun así esa escuadra marcó un antes y un después en la historia del béisbol en la Mayor de las Antillas.

A la postre, el cuarto lugar maquilló una actuación que muchos expertos consideraron acorde con las expectativas iniciales, atendiendo a que el grupo de Cuba, con sede en Taipéi de China, fue el más asequible al que se podía aspirar.

El momento que quedó en la retina del público lo constituyó la presencia del entonces conocido como Team Asere en Miami para la ronda final del evento. Allí, en la denominada capital del exilio cubano, los bandeos políticos hicieron que la paliza recibida a manos de Estados Unidos en semifinales quedará en un segundo plano.

Sin embargo, el papel desempeñado por el elenco de las cuatro letras se recibió como un gran resultado en comparación con los fracasos de las tres ediciones precedentes, donde las novenas de la isla no habían logrado pasar a la fase final. Pese a haberse celebrado en marzo y haber sido la competición más exigente, esa actuación iba a establecer el punto más alto del béisbol cubano en todo el año.

Al Clásico le siguieron tres certámenes foráneos de menos envergadura y a los que Cuba acudió solamente con exponentes que desempeñaban en los certámenes del patio. El primero de ellos fueron los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador, donde la misión era recuperar la corona perdida en Barranquilla 2018.

Pero el trono centroamericano tendrá que esperar cuatro años más, porque la lluvia impidió que se celebrara el juego por la medalla de oro entre Cuba y México, y los organizadores decidieron otorgarle el título a esta última nación tras haber acumulado un mejor balance de éxitos y reveses en la ronda clasificatoria.

En el caso de los Panamericanos de Santiago de Chile, el resultado no pudo ser peor. Una selección que venía de ganar su primer título internacional en ocho años en la Copa del Caribe disputada en Puerto Rico, firmó una de las actuaciones más decepcionantes del béisbol cubano de la historia.

Aquel equipo integrado por 13 jugadores que asistieron al Clásico Mundial en marzo, terminó en un gris sexto lugar al igual que cuatro años antes en Lima cuando registró un solo triunfo y encajó tres derrotas, que en esta edición, Después de reinar en estas citas por más de 40 años ininterrumpidamente, Cuba quedaba fuera del podio por segunda vez consecutiva.

Al descalabro panamericano se les pueden sumar otros de seleccionas no absolutas pero que también representaron a la isla en distintos eventos foráneos. Objetivamente, hay muy pocas cosas buenas que decir tanto del Agricultores que participó en la Serie del Caribe en Venezuela a comienzos de año, como del Alazanes de Granma que estuvo en la Baseball Champions League, o el elenco antillano sub 23 que acudió al torneo premundial en Nicaragua.

El papelón de aquella novena campeona de la I Liga Élite que asistió a Isla Margarita pasó rápido a un segundo plano ante la cercanía del Clásico. No obstante, para los anales de la historia quedó el último lugar rubricado por el plantel bajo el mando de Carlos Martí en la primera vez que esos certámenes se realizaban con ocho participantes.

En el caso del plantel que viajó a Yucatán a finales de septiembre como campeón de la liga cubana, en realidad contó únicamente con un puñado de jugadores de esa oriental provincia y el resto de la nómina estuvo conformada por refuerzos de otros territorios. Aún sí, también finalizaron últimos, esta vez entre cuatro contendientes.

Y el más reciente desengaño le tocó protagonizarlo al conjunto nacional sub 23 cuando a finales de noviembre perdió el boleto para el Mundial de la categoría, a disputarse en China el año próximo. Esta es la segunda ocasión que la pelota cubana se queda sin ir al campeonato del orbe, tras una primera decepción en el primer panamericano de la categoría en Panamá 2017.

Llegados hasta aquí,  el paladar percibe sabores más amargos que dulces en el año que recién termina. La efervescencia desatada con el Clásico poco a poco se extinguió a la par que las aguas volvieron a tomar su nivel. Mucho tiene que seguir cambiando el béisbol cubano para que el equipo de las cuatro letras vuelva a presumir de los éxitos de antaño.

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