Fotos: Roy Leyra | CN360
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Ubicado en una de las zonas más céntricas de la capital, hoy la Plaza de la Juventud, justo al frente del Hotel Meliá Cohiba, la tienda Galerías Paseo y el malecón de La Habana, muestra un total deterioro que tiene preocupados a muchos cubanos.
Tal abandono, ha sido objeto de varias denuncias en redes sociales por distintos usuarios, incluso, por el arquitecto Julio Herrera, quien desde Twitter confirmó sobre el pésimo estado de la fuente, incluso, acusó al gobierno de ser «la mayor máquina de demolición de la historia de Cuba».
No es la primera vez que salen denuncias sobre la Fuente de la Juventud. Hace casi más de una década, la necesidad de reparar este parque salió a la luz, espacio urbano que desde entonces había perdido todo el arbolado y es afectado por las penetraciones del mar por su posición.
De aquella plaza colorida con la frescura de la fuente y un diseño de iluminación durante la noche, no queda nada.
Comentarios como el de estos usuarios dan fe del panorama: «¡Es increíble el deterioro! ¡No tengo palabras! ¡Sin dudas a nadie le importa esta humilde rotura! Si no importan las escuelas en peligro de derrumbe ni hospitales, qué queda para esto. Nada que decir, muy triste todo».
«Es una pena ver que se construyan y reconstruyan hoteles por doquier y no se le de la mínima atención y el mantenimiento sistemático a nada, ni parques, ni fuentes, ni entidades, ni edificios multifamiliares, ni hospitales, ni cines, ni restaurantes, ni viales. La lista es infinita. Cuba se está desmoronando y cayendo a pedazos», escribe otro cubano.
Varios testimonios recoge un reporte de Cubita Now, donde se señala, por ejemplo: «Así se va destruyendo todo sin que nadie asuma la situación. Es más lindo hacer hoteles nuevos y que el resto de la ciudad, mal nombrada ciudad maravilla, se destruya. Total a quién le importa, los nuevos ricos no miran para fuera de sus flamantes autos”.
La Plaza se inauguró el 29 de julio de 1978 y constituye una de las obras realizadas en La Habana por XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
Los arquitectos Rómulo Fernández, Miriam Abreu, Jesús Sánchez, José Cuedias y Antonio Pérez González (Ñiko) fueron los encargados de este proyecto, que se caracterizaba por su flor de forma pentagonal en alusión a los cinco continentes y recreando, además, el logotipo del festival.
