Foto: Héctor García
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
En un país sin mucho que celebrar y donde la crisis ha condicionado la suspensión de no pocos festejos populares, no pareciera que hay motivo alguno para lanzar fuegos artificiales; no obstante, las escasas parrandas que se mantienen vitales en el centro de Cuba demandan de una amplia producción de voladores, si es que se pretende reproducir estas fiestas con una calidad medianamente aceptable.
De ahí que haya sido recibida con júbilo la noticia de que, tras cuatro meses de parada obligatoria, entró en funcionamiento nuevamente el taller de pirotecnia El Palenque, que radica en el poblado de Zaza del Medio y es la fábrica de este tipo más grande de Cuba; por demás, la única que se encuentra en funcionamiento de las cuatro existentes en el país, todas ubicadas en la región central de la isla.
De acuerdo con reportes de la prensa local, durante el impasse productivo en la instalación se llevaron a cabo necesarias labores de reparación para erradicar deficiencias detectadas por el Ministerio del Interior, que establece normas para el manejo de sustancias químicas y explosivas; todo ello con el propósito de impedir accidentes como el ocurrido allí hace casi una década, cuando fallecieron dos trabajadores del taller por una explosión de grandes proporciones.
En los últimos tiempos la llamada pirotecnia de Zaza del Medio ha garantizado los voladores para las fiestas tradicionales de Chambas, en Ciego de Ávila, las famosas parrandas de Remedios y más recientemente las de Camajuaní, estas dos últimas en la provincia de Villa Clara.
Por estos días en El Palenque 15 trabajadores laboran en la confección de cerca de 200 000 voladores, incluidos 20 000 bengalas y 20 000 morteros, que deberán iluminar las noches de Zaza del Medio durante sus tradicionales parrandas, aunque todavía las autoridades gubernamentales locales y los especialistas de Cultura no se han puesto de acuerdo con los parranderos del territorio para definir qué día comenzarán los festejos.
No obstante, la incertidumbre con tan esperada fecha, lo que sí saben los pobladores de Zaza del Medio es que podrán lanzar fuegos artificiales durante unas festividades que han sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, aunque una cerveza fría les cueste más de 150 pesos y un pan con lechón tenga precios más explosivos que los propios voladores.
