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Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Casi llegan a su fin las celebraciones Navideñas en todo el mundo, pero aún falta un día especial para los amantes de las tradiciones de finales e inicios de año: el Día de los Reyes Magos.
En Cuba, sin embargo, algunos parecen olvidar (o se han visto obligados a hacerlo por distintas razones) el 6 de enero. La llegada de los tres Reyes en sus camellos, las bolsas de regalos y los arbolitos encendidos no son la imagen general que se aprecia en la isla por estas fechas.
La situación económica, entre otros factores, ha hecho que mencionar a los más jóvenes los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar, su oro, incienso y mirra, o la estrella de Belén, parecieran palabras de otra época. Y es que precisamente esta tradición se ha perdido en Cuba, a pesar de que durante siglos fue una de las más esperadas tanto por los más pequeños como por los no tanto.
Los día de infancia estaban marcados por la llegada de los Reyes cada noche del 5 de enero, cuando en los hogares se mezclaba la fiesta con la tensión en espera de los regalos. Las cartas a estos tres hombres formaban parte de los festejos navideños y los pedidos de juguetes se iban pensando todo un año hasta que finalmente llegaba el esperado día.
La ilusión pareció desmoronarse después de 1959, cuando el triunfo de la Revolución trajo consigo la ruptura de las relaciones comerciales con EE.UU., principal proveedor de juguetes a Cuba.
Algunos recordarán las limitaciones de las opciones que por algún tiempo reguló la venta de tres juguetes al año por niño: un básico y dos no básicos, lo que generó las míticas colas en las tiendas.
El tiempo ha pasado y ahora ni siquiera los llamados juguetes “básicos y no básicos” están al alcance de muchas familias cubanas. La deprimida o ausente industria del juguete en la isla ha hecho que los padres se conviertan más en Magos que en Reyes para proveer algún que otro regalo a sus hijos.
Bastaría solamente dar un repaso a los grupos de ventas en redes sociales y plataformas digitales para ver cómo, al igual que otros productos, los juguetes alcanzan premios astronómicos. Melchor, Gaspar y Baltazar se echarían las manos a la cabeza.
Algunas “ofertas” se pueden encontrar en el mercado negro, eso sí, los precios por un par de dulces y un muñeco de peluche podrían alcanzar o sobrepasar los 5 000 pesos cubanos (CUP). En las tiendas la historia es otra, poco o nada se encuentra en los establecimientos en MLC y ni hablar de los que venden en CUP.
Pareciera que la prohibición de celebrar a los Reyes Magos impuesta por la Revolución en sus primeras décadas alcanza hasta nuestros días, ahora motivada por la escasez.
Vale recordar que por casi 30 años no hubo celebraciones navideñas en la isla. No fue hasta 1997 que el papa Juan Pablo II visitó La Habana e hizo un pedido especial para restablecer los festejos de diciembre, a lo que el Gobierno accedió decretando el día de Navidad como feriado para alegría de muchos.
Diciembre sigue trayendo fiestas y reuniones familiares, aunque las tradicionales uvas, manzanas y vinos no regresaron a la mesa del cubano de a pie. Tampoco lo hicieron los juguetes a los arbolitos y al parecer, a pesar del empeño de muchos padres, los tres Reyes Magos y sus camellos tampoco se detendrán mucho en La Habana este 2024.
