Fotos: Alain Lázaro Gutiérrez
Texto: Darcy Borrero
El propio presidente, Joe Biden, intentó desde el día uno de su llegada al poder, salvar esas distancias políticas al decir que él sería un presidente para todos los estadounidenses independientemente de su partido.
“Hoy, vemos los resultados de la unidad de propósito que estamos forjando en nuestra nación”, tuiteó ayer el demócrata.
Y prosiguió: …“Porque juntos, estamos derrotando a este virus. Juntos, estamos dando vida a nuestra economía. Y juntos, rescataremos a nuestra gente de la división y la desesperación”.
El tuit tuvo respuestas de todo tipo. Algunas desde el respeto y la simpatía de quienes le siguen y apoyan. Otros, desde la más absoluta “iconoclasia”, como muestra de que la libertad de expresión y la divergencia de criterios es inherente al ser humano.
“Gana una verdadera elección”, le escribió un usuario, y en esa línea otros continuaron y hasta le pidieron que su administración dejara de “arrestar a la gente por posesión de marihuana”, mientras desde el otro lado del espectro le dijeron: “te amamos, Joe”.
Más allá de eso, el mensaje de unidad y conciliación nacional quedó expresado en el tuit del mandatario que ha abogado como parte de su discurso por un mayor control del acceso a las armas en tanto continúa dirigiendo ataques militares a objetivos en el Oriente Medio.
Por eso el 4 de julio, además de las celebraciones, es un día en que los estadounidenses discrepan y demandan al tiempo que abrazan la libertad de una tierra que se ha nutrido de la migración y hoy día alcanza los más de 328.2 millones de habitantes.
Precisamente, los inmigrantes —entre ellos los cubanos naturalizados— el 4 de julio lo adoptan como una fecha de celebración y no es raro verlos festejar con banderas estadounidenses y fuegos artificiales.
En la ciudad de Miami, que da cobijo a miles de cubanos —según información del Censo de Estados Unidos, entre 2010 y 2017, la población de Miami- Dade nacidos en Cuba aumentó casi 21%, aproximadamente 120.000 personas—, ayer abundaron esos fuegos artificiales. Fue, además, un día de sol luego de varios de lluvia durante los cuales los rescatistas de Surfside trabajaron. La ciudad, adonde vino el presidente la semana anterior a dar consuelo en medio de la muerte tras la caída de un edificio, se sintió un poco más viva.
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Como es habitual, en las distintas sedes diplomáticas estadounidenses en otros países, los representantes de la nación norteña envían mensajes a los estados donde se encuentran. No fue distinto en el caso del encargado de Negocios de la embajada de EEUU en Cuba, Timothy Zúñiga-Brown, quien dijo en español que la Declaración de Independencia de su país habla de “verdades evidentes, como el derecho fundamental de todas las personas a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad … Siempre hemos acudido a estas palabras en busca de inspiración y guía… Estamos con aquellos que buscan la libertad de expresarse, de escribir, de pintar, publicar, rezar o simplemente pensar por sí mismos. Estamos con aquellos que quieren denunciar las malas acciones y gestión para que su país sea un lugar mejor. Estamos con los emprendedores cubanos que se esfuerzan por mejorar sus vidas, trazar su propio curso económico y crear oportunidades donde pocas existen”.
“Estamos con aquellos que creen, como los padres fundadores de EEUU, que el poder debe recaer en el pueblo”, destacó. Y se refirió a que los lazos entre los pueblos de Cuba y EEUU son innegables.
