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¿En hoteles cinco estrellas o frente al ventilador de casa? Así son las vacaciones de seis tipos de cubanos

Foto: Roy Leyra | CN360

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Por más que el lema de la etapa estival en Cuba este 2023 sea “Verano con Amor” y el logotipo, un corazón y un sol sonriente, no bastan el cariño y las buenas intenciones para que la familia cubana pase un período vacacional como Dios manda.

Y como Dios manda quiere decir, al menos en este trópico nuestro, que los niños puedan darse un chapuzón en alguna playa, río o piscina; que los mayores logren despejar de los agobios del trabajo y la vida cotidiana; que todos consigan llevar a cabo algún plan que los satisfaga física o espiritualmente. Visto así, se cae de la mata que pasar un verano como Dios manda no está ahora mismo al alcance de todos los cubanos.

A la espiral imparable de los precios de los bienes y servicios, se unen las restricciones de combustible que limitan la posibilidad de traslado hacia destinos que pudieran resultar atractivos, pero que se tornan inaccesibles para quienes no tienen carro propio, asignado por el trabajo o dinero suficiente para pagar los también prohibitivos precios del transporte público.

Para aquilatar cómo se vive el verano a lo largo y ancho de la isla, Cuba Noticias 360 le tomó el pulso a la vox pópuli, ya sea a través de comentarios de esquina o de experiencias narradas en redes sociales, y resume las opciones más socorridas por los cubanos durante los meses más calurosos del año.

1. Actividades concebidas en las propias comunidades: La estrategia fue anunciada como la solución salvadora para llevar la recreación hasta cada confín del país, asumiendo que en cada confín del país hay promotores culturales y deportivos dispuestos a dedicar esfuerzos al esparcimiento del barrio. Como idea, perfecta; el problema es la aplicación práctica, pues si bien los trabajadores de Cultura y el Inder tienen entre sus funciones animar cada consejo popular, no todos emprenden la “tarea” con el mismo entusiasmo, ni consiguen mantener en el tiempo una programación atractiva. Eso, sin contar que dos payasos, un bafle con música alta y un torneo de dominó quizás no satisfagan las expectativas de todos en el barrio.

2. Viajes en familia o en grupos a espacios naturales: Ante la escasez de opciones, muchos se aventuran, mochila al hombro con refrigerios apropiados, a internarse monte adentro en busca de algún curso de agua o rumbo a la costa, sitios que por lo general no se encuentran en los circuitos aprobados como áreas de baño, pero que los pobladores conocen bien por sus características ambientales. Es, de hecho, la opción más económica, aunque también relativamente peligrosa, pues al no contar con salvavidas o personal especializado en rescate, este mismo verano se han reportado varios accidentes lamentables.

3. Campismo popular: Desperdigadas por toda la geografía nacional, las más de 90 bases de campismo con que cuenta Cuba se convierten tradicionalmente en la opción más asequible para el ciudadano de a pie, lo que también implica que durante los meses anteriores se agoten las capacidades y se creen no pocos cuellos de botella. Pese a la popularidad de esta alternativa, los campistas habituales no suelen tener demasiadas expectativas en cuando a la calidad de los servicios de alojamiento, gastronomía y recreación en estas instalaciones en las que, por demás, se vienen concertando encadenamientos con productores locales, minindustrias, mipymes y otras formas de gestión que mejoran las ofertas, pero elevan los costos para el bolsillo del trabajador.

4. Planes vacacionales de organismos e instituciones: Quedan pocos, muy pocos, si acaso sobreviven —a duras penas— los planes que garantizan a sus cuadros y funcionarios las diferentes instancias gubernamentales y el sistema del Partido Comunista de Cuba. Organizadas en una red hotelera reducida y con abastecimientos cada vez más menguados, estas reservaciones tampoco han escapado a la inflación, al punto en que los propios beneficiados se quejan del encarecimiento de los gastos por concepto de alojamiento y del llamado módulo al que tienen derecho. En un país que eliminó de golpe y porrazo el estímulo a los trabajadores considerados vanguardias, este tipo de plan vacacional viene a ser el premio a unos pocos privilegiados.

5. Pasadías en hoteles y ofertas extrahoteleras: Coordinados por las propias instalaciones o por emprendedores privados, los viajes y pasadías a hoteles y sitios turísticos saltan a la vista en las redes sociales. En dependencia de la distancia, del confort del transporte, de lo que incluya la oferta y del tiempo de disfrute, los precios oscilan, pero siempre en el entorno de los miles de pesos por persona, con lo cual se reduce drásticamente la cantidad de cubanos que pueden acceder a esta alternativa. Siempre hay quien paga sin dolor, o quien paga con el bolsillo estrujado para que su hijo conozca Varadero o Guardalavaca; pero el cubano promedio, ese que gana un salario insuficiente y debe priorizar el pollo y el arroz del mes, suele mirar con añoranza las promociones y seguir de largo.

6. Reservaciones en hoteles en MLC: Para el cubano que no puede pasar sus vacaciones en Cancún o en la rivera maya; para el cubano que tiene dinero suficiente, pero quizás no cuenta con la añorada visa a su lugar de ensueño, reservar en la planta hotelera nacional viene a ser la opción más tentadora. A algunos, sus familiares en el exterior les pagan los gastos; otros “derriten” en varios días de playa con manilla lo que ganaron con su sudor durante el año. Todos disfrutan a más no poder las vacaciones en los hoteles, y para ello han creado hasta grupos de Facebook y WhatsApp donde se cuentan experiencias, se advierten sobre las instalaciones que consideran una estafa y piden opiniones antes de reservar.

Envuelta en la polémica estuvo esta opción justo al inicio de la etapa veraniega, cuando circuló el rumor de que los cubanos no serían aceptados en los hoteles —un desagradable deja vú—; sin embargo, tras la aclaración del malentendido, se hicieron públicos los precios por noche y el requisito de que solo se podría reservar por paquetes de varias jornadas, con lo cual un punto quedó bastante claro: el Ministerio del Turismo solo quiere en sus hoteles a los cubanos con dinero suficiente para pagar lo que haga falta. Los demás, que vayan a refrescar el calor en el campismo o frente al ventilador de la casa.  

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