Intoxicaciones, apagones y aguaceros… ¿estará maldita la final de la Serie Nacional?

Fotos: RL Hevia

Texto: Raul del Pino

Por muy grandilocuente que parezca este titular, la interrogante nunca sobra. La final de la 62 Serie Nacional entre Industriales y Las Tunas, incluso antes de su comienzo, ha estado marcada por acontecimientos extradeportivos que han condicionado la definición del nuevo campeón de la pelota cubana.

Antes de la voz de play ball, el bando “azul” sufrió la importante baja de su estrella Yasmani Tomás por una intoxicación alimentaria que habría padecido desde el último juego de la semifinal en Santiago de Cuba, el pasado martes. Por tal motivo, el ex toletero de los Arizona Diamondbacks, en Grandes Ligas, se perdió el primer desafío de la final y tampoco estará en el segundo.

En un primer momento, las diferentes informaciones sobre la salud del cuarto bate industrialista se contradecían. Algunas indicaban que había viajado a La Habana para reponerse completamente y estar listo para el tercer choque en el Latinomericano. Otras, en tanto, lo situaban todavía en Las Tunas en espera de rápida recuperación que le permitiera ingresar al terreno.

El caso es que Tomás no participó en la derrota de Industriales 2-7 el pasado sábado en el inicio de la serie al mejor de siete duelos y, si no hay algún cambio de última hora, no disputará el segundo choque de este lunes, después que el previsto para ayer debió ser pospuesto a causa de la lluvia.

Aquí entra el otro factor que ha marcado la final y, a la postre, puede convertirse en decisivo. En estas fechas veraniegas es común que al interior de la Isla caigan torrenciales aguaceros por las tardes. Y esto fue exactamente lo que sucedió el domingo.

Por mucho que los trabajadores de mantenimiento del estadio Julio Antonio Mella quisieron hacer “magia”, las escasas condiciones para este tipo de labores existentes en Cuba, más el conocido pésimo drenaje del parque tunero, hicieron imposible que se jugara, pese a que escampó y se intentó reprogramar el horario de comienzo.

Esperemos que hoy la lluvia permita que se celebre el espectáculo, porque cada día que se alargue la serie permite mayor descanso a los lanzadores de ambos equipos, pero esto puede beneficiar más a uno que a otro. En última instancia, aunque sea una situación pareja para los dos,  los mánagers preferían que el desenlace no se definiera por una circunstancia al azar.

Y hablando de espectáculo, es imposible negar que la postemporada ha mostrado otra imagen de la Serie Nacional, con tribunas repletas y aficiones entusiastas. Sin embargo, también ha existido una cara negativa, como la de apagones en medio de los partidos, y con la novena de los Leñadores siempre como protagonista.

Primero les tocó por unos breves segundos en el Victoria de Girón matancero durante la semifinal, y de nuevo el pasado sábado, ahora contra Industriales, y cuando mejor estaba el juego inaugural de la batalla por el título. Cuatro torres del sector izquierdo del Mella sufrieron un fallo eléctrico que demoró aproximadamente una hora en resolverse.

Si bien la lluvia no es algo que puede controlarse, la funcionalidad de las torres del estadio sí, aunque tampoco es descabellado que ocurran este tipo de eventos cuando las luces se pasan apagadas el año entero y solo las encienden en el momento que lo “aprueban” para la final.

En medio de todas estas casuísticas, las novenas de Industriales y Las Tunas este lunes saltarán otra vez a la grama encomendadas a los brazos del derecho Raymond Figueredo y el novato zurdo Elíander Bravo, respectivamente. El siempre crucial desafío definirá si los Leñadores van con ventaja de dos hacia la capital, o si los “azules” regresan a sus predios con la serie empatada.