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¿Le llegó la visa al caracol gigante africano?

Foto: Kazarina Sofía | Shutterstock

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

Hace apenas unos años nada parecía ser más grave en Cuba, pero hoy nadie se acuerda del caracol gigante africano, aquel molusco que salía en la pantalla del televisor cada 3 minutos y que ahora está más desaparecido que el pan con bistec y el huevo barato.

La presencia de esta agresiva especie invasora en el país fue documentada por primera vez en 2014, y cinco años más tarde se había extendido tanto que las alertas sonaban en 13 de las 15 provincias y la prensa lo señalaba como el enemigo público número uno. El 2019 hubiera podido nombrarse “año del caracol gigante africano”.

Después llegó la pandemia de COVID-19 y la llamada Tarea Ordenamiento, dos desastres de diferente índole que dejaron corto al molusco. Desde entonces y hasta hoy, apenas se encuentran referencias al tóxico caracol, lo que no quiere decir en modo alguno que haya dejado de ser una preocupación ambiental y epidemiológica. Es más bien un problema que los cubanos han normalizado; uno de tantos.

“¿Dónde está el caracol gigante africano que al final nunca me enteré si se podía comer o él iba a comernos a nosotros?”, se preguntaba en julio pasado un reportero del periódico Girón, de Matanzas; una duda que ha sido compartida por no pocos usuarios de redes sociales en los últimos meses.

Que si le llegó el parole humanitario y emigró como tantos miles de cubanos, que si con él están elaborando el picadillo de la bodega, que si regresó a África porque en Cuba la cosa está muy mala… Esas y otras hipótesis manejan irónicamente los internautas ante la falta de información actualizada en torno al animal que, no obstante, sigue campeando por su respeto por basureros, malezas, campos y ciudades de la isla.

De ello dan fe las fotografías que la gente publica en sus páginas personales, donde pueden apreciarse ejemplares de todos los tamaños de esta especie oriunda de África oriental que llega a poner en el año hasta 1 800 huevos, según el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal.

Cuba es un paraíso para el caracol gigante africano, pues se nutre lo mismo de hongos que de papel, cartón u otros desechos que ahora mismo engordan los basureros de la isla; es capaz de disminuir su metabolismo ante las intensas sequías y se reproduce vertiginosamente cuando encuentra vegetación abundante, alta humedad, lluvia, carbonato de calcio en el suelo y la ausencia de barreras naturales que impidan su dispersión.

El protocolo para erradicar el molusco existe, al menos, en papeles: ante la sospecha o detección de la presencia del caracol gigante africano, el productor debe contactar al fitosanitario de la estructura de base, al fitosanitario de la Delegación Municipal de la Agricultura o a la Estación Territorial de Protección de Plantas.

Sin embargo, hace años que no se explica públicamente si este sistema ha dado resultado o no; como tampoco se ha hablado una palabra más sobre la Resolución 5 de 2018, creada para combatir al molusco, ni sobre el grupo de trabajo temporal integrado por la Defensa Civil, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Ministerio de Educación y el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal. Puede que todos ellos estén desatando una guerra implacable contra el molusco, solo que de semejante cruzada no se dan ni señales de humo.

Si fuera únicamente por el daño que causa a los cultivos y a otras especies de la flora y la fauna cubanas, ya sería preocupante; pero a ello se suma su rol como hospedero de larvas del nematodo Angiostrongylus cantonensis, un parásito pulmonar de las ratas que puede infectar al hombre y provocarle meningoencefalitis eosinofílica.

Según los especialistas, la infección ocurre cuando los humanos ingieren larvas de tercer estadio, al llevarse las manos a la boca después de tocar los moluscos o por la ingestión cruda o mal cocinada de productos vegetales frescos contaminados por las secreciones de los caracoles.

La enfermedad se manifiesta por cefaleas intensas y calambres, han explicado los expertos. Aunque hay casos documentados en los que no se revelan los síntomas, si la carga infectante es muy grande puede causar daños severos al sistema nervioso central y hasta provocar la muerte. Como si fueran pocos ya los riesgos sanitarios con los que debe lidiar el cubano.

Para minimizar en lo posible el peligro al entrar en contacto con el molusco, las autoridades habían emitido varios consejos: no botarlo vivo en ríos, solares yermos, calles o en la basura que recoge el servicio de comunales; no consumirlo, comercializarlo, dispersarlo o usarlo como carnada, ofrenda a deidades afrocubanas o para otros fines; evitar por todos los medios el contacto directo con la baba del caracol y si esto ocurriera, lavar con abundante agua y jabón la zona expuesta; y no consumir alimentos sin lavar, en especial aquellos por los cuales el caracol pudiera haber pasado.

Aunque en la Cuba de la inflación y la escasez de todo tipo el caracol anda silenciado, en varias regiones del área han saltado recientemente las alertas por la presencia del molusco, incluido el sur de la Florida, donde no pocos expertos han señalado a la ola migratoria como la principal vía de entrada de un polizón tan desagradable.

Lo más seguro es que en Cuba también el caracol se haya multiplicado, que haya aprovechado que le quitaron el dedo de encima para instalarse a sus anchas; aunque en un sistema de Salud que no fumiga contra el Aedes aegypti por falta de químicos, no hace análisis de plaquetas por falta de reactivos y no opera por falta de guantes, ¿a quién pudiera importarle el caracol gigante africano?

3 COMENTARIOS

  1. buenos días, en el municipio de Camajuaní en Villa Clara están en todos lados. Ya en mi zona estamos acostumbrados a verlos y vivir con ellos. Las autoridades no hacen NADA. Se pelotean la denuncia entre unos y otros para al final no hacer nada. Suben por las paredes de la escuela primaria Roberto Rodríguez por miles!!!
    Tal parece que ellos en Cuba mutaron y ahora son indefensos

  2. En Cuba hay por doquier el caracol , lo que pasa que ya la furia de lucha del gobierno para erradicarlo ha decaído como todo, ahora se plantea que es tarea de cada poblador eliminarlos de su patio, es lo que me han respondido en éste preciso momento que mi patio está invadido y vecinos aledaños también, causa está de procuración y desveló para mí y familiares ya que sabemos puede ser mortal. vamos a ver cuándo el caracol asqueroso africano desaparecerá o tendrá parol.

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