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«Que cambie todo lo que debe ser cambiado», caliente el último capítulo de Vivir del Cuento

Foto: Captura de Video

Texto: Hugo León

Vivir del Cuento llega con otro episodio estrenado el lunes como de costumbre, y como de costumbre también, a los vecinos más populares de Cuba les va a pasar de todo en pocos minutos, hasta un viaje a Kazajistán, país al que pretenden ir como mulas durante el programa, titulado «El viaje de Pánfilo».

Antes del viaje, habrá que convencer a Pánfilo de salir de la monotonía que él mismo reconoce:

-A veces siento que estoy viviendo por costumbre, yo creo que mi vida necesita un cambio.

-¿Y qué tipo de cambio necesita?

-Ni yo mismo sé, pero mi cuerpo lo que me pide es un cambio.

Pánfilo y Meriño debaten en medio de una partida de ajedrez en la carnicería, en el tiempo libre que tiene el carnicero con tan pocos productos que llegan al establecimiento.

El viaje de Pánfilo

Chacón es el organizador de un viaje a Kazajistán, país donde pretende comprar piezas de Moskvitch para vender en Cuba, y ante la renuencia de Pánfilo a participar en los planes de su vecino, Chequera se encarga de convencerlo de que viajar como «mula» es una buena oportunidad.

Chacón pagaría 100 euros por el viaje más la posiblidad de traer 10 kilogramos, algo que Isidoro rechaza por ser una oferta mala y por ser “baja cheque-chac”. “Baja Chequera-Chacón, cualquier cosa que ellos me quieran proponer, no me interesa”, conociendo las locuras y meteduras de pata de sus amigos.

Al ser cuestionado sobre las piezas de carro, Chacón explica que él no sabe cuántos Moskvitch hay en el mundo pero está seguro de que el 90 por ciento circula en Cuba, y ciertamente esos carros soviéticos son populares en la isla, donde funcionan automóviles con más de 70 años de explotación.

Mientras Chequera trata de convencer a Pánfilo, este se sorprende al enterarse de que incluso desde Haití se traen cosas para vender en La Habana, pues la opinión generalizada hace años entre los cubanos es que Haití estaba peor que la Mayor de las Antillas, algo que ya no es tan seguro, considerando la situación que atraviesa Cuba.

A la vez se indica que Evarista está vendiendo pastillas cubanas como el meprobamato y enalapril en Haití.

Meriño, el carnicero, dice que no puede viajar, ante lo cual Pánfilo le pregunta si está regulado por tener información delicada como cuándo vendrá el pollo, o el picadillo…

-«No no Pánfilo, esa información nadie la tiene, eso es una visita sorpresa», dijo Meriño en un claro guiño a la inestabilidad de la canasta básica.

Igualmente, los actores hicieron alusión al desabastecimiento en las tiendas cubanas, al comparar cómo en un metro cuadrado de una tienda en el exterior hay más productos que en todo el centro comercial de Boyeros y Camagüey.

“Que cambie todo lo que debe ser cambiado”

“¿Quién te dijo a ti que yo le tengo miedo al cambio? Yo quiero que cambie todo lo que tiene que ser cambiado, pero sin yo montarme en un avión”, responde Pánfilo a sus amigos cuando insinuaron que teme a las cosas nuevas.

La oración recuerda la frase de Fidel explicando qué era la revolución, en un país donde las cosas rara vez cambian y si lo hacen, no necesariamente es para bien.

Meriño y Chequera convencen a Pánfilo de que viaje a Kazajistán pero primero pide una llamada con la supuesta organizadora, una tal “Shakira”, porque este no sabe que el viaje es pagado por Chacón.

En la llamada hace preguntas relacionadas con la vida diaria de los cubanos de a pie, como los días que ponen el agua en Kazajistán, si se descarga el baño con cubo o qué día llegan los medicamentos a la farmacia, sin darse cuenta de que esas situaciones son propias de Cuba, no de otros países con más alto grado de desarrollo.

Ya en el avión, en el cual finalmente Isidoro también se monta, Pánfilo descubre el embauque de Chacón y se abalanza sobre este, provocando una trifulca que terminó con el vuelo cancelado y los vecinos de vuelta en casa, sin viaje y sin Kazajistán, pero con los 100 euros del timador.

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