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¿Reacercamiento de EE.UU. a Cuba? 2021 no es 2015

Foto: Jorge Luis Borges Liranza

Texto: Mónica Fernández

A una semana de la 29na votación en Naciones Unidas de la resolución cubana contra el bloqueo, la prensa estadounidense continúa dando pistas de que las relaciones bilaterales no cambiarán a corto plazo.

La periodista especializada en temas de seguridad nacional, Karen DeYoung, publicó en The Washington Post declaraciones de una fuente de la Casa Blanca, quien resumió la situación actual respecto a Cuba con la siguiente frase: “2021 no es 2015”. Tres factores se ofrecen como argumento: la creciente mano dura del gobierno cubano contra cualquier tipo de disenso, el aún irresuelto “Síndrome de La Habana” y la necesidad de la administración Biden de contar con el apoyo del senador Robert Menéndez para avanzar propuestas legislativas en un Senado de mayoría republicana.

Sin embargo, la razón primordial del inmovilismo respecto a Cuba pareciera ser el miedo a perder el voto cubanoamericano de la Florida durante las elecciones de medio término en 2022. En ello coinciden tanto DeYoung, en The Washington Post, como William LeoGrande para el medio The Hill. Y no es poco lo que se juega en la Florida: en noviembre de 2022 los demócratas aspiran a recuperar dos asientos congresionales y a intentar desbancar al senador Marco Rubio y al gobernador Ron DeSantis.

Hemos de recordar que Joe Biden perdió la Florida frente a Trump, quien con el 51,22%, se llevó los 29 votos electorales del estado. Esta elección fue la primera vez desde 1992, y sólo la segunda desde 1960, en que Florida votó a favor del candidato perdedor en una elección presidencial. Entonces, ¿qué hace pensar a la administración Biden que podría ganar el voto cubanoamericano? En primer lugar, el estrecho margen con que Biden perdió. Además, que la Florida votó dos veces tanto a Barack Obama como a Donald Trump, probando con anterioridad que puede tornarse azul, justo lo que espera esta administración que suceda nuevamente.

El argumento de LeoGrande es que, hacia el final de su mandato, una encuesta le daba Obama el 56% de apoyo cubanoamericano en la Florida. Sin embargo, ha de entenderse que cinco años han pasado, la polarización es mucho más acentuada y las voces moderadas o pro-acercamiento no son las más fuertes, especialmente en el ámbito digital. Y guste o no, las opiniones vertidas en redes sociales son un factor determinante al hacer política. Especialmente cuando esas opiniones pueden influenciar una campaña de “voto castigo”.

Para la administración Biden un acercamiento a Cuba sencillamente no merece la pena el esfuerzo. Asumir que debe suceder porque es lo correcto, porque Cuba es un potencial mercado de exportaciones, o por cumplir con las vagas promesas de la campaña presidencial, sería no entender cómo funcionan los resortes que mueven las decisiones políticas.

La prioridad para Biden es intentar lograr una mayoría tanto en el Congreso como en el Senado. Nada es más importante que eso.

Cualquier flexibilización de las medidas contra Cuba será etiquetada como “socialista” o “débil” por quienes son contrarios al reacercamiento. Especialmente cuando es de esperar que ninguna medida económica haga mella en la postura adoptada por el gobierno cubano ante quienes se le oponen o expresan su desacuerdo. La noción de que Cuba debe o actuará en reciprocidad, ha sido desmentida por los portavoces del gobierno en cada ocasión. Por tanto, desde el punto de vista de la política doméstica, no hay ganancia a corto plazo en un reacercamiento con Cuba, y eliminar la política instaurada por Trump solo dañará la campaña de los candidatos demócratas en 2022.

Quizás en unos meses, cuando el COVID-19 no represente una amenaza, pueda verse cierta flexibilización en cuanto a vuelos y viajes. No así con las remesas: la demanda de que el dinero llegue en dólares a los beneficiados y que no sea a través de una empresa militar, ha encontrado no poco apoyo en quienes las envían. Sin embargo, la reapertura de servicios consulares en la Embajada de los Estados Unidos en La Habana continúa siendo una de las demandas más importantes, en especial cuando en este año fiscal la Guardia Costera estadounidense ha interceptado más de medio millar de balseros (más del doble de años anteriores) realizando la peligrosa travesía por el Golfo de México.

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