Foto: Shuterstock
Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Sancti Spíritus es una de las cuatro provincias cubanas que no cuenta con un incinerador de cadáveres para brindar el doloroso servicio de la cremación y es, probablemente, el único lugar en la isla y en todo el mundo donde una instalación de ese tipo, con tantos requisitos y especificidades técnicas, se pretende construir a espaldas de la opinión de los expertos. Más bien, ignorando olímpicamente el dictamen de los expertos.
El asunto se venía cocinando a fuego lento entre los funcionarios de Comunales en esa central provincia, que a principios de año dieron por hecho que el incinerador se levantaría de inmediato y no donde recomendaron los especialistas; pero fue hace apenas unos días cuando el asunto saltó a las redes sociales y, como era de esperar, levantó un avispero.
Según fuentes de la Dirección Provincial de Higiene en Sancti Spíritus consultadas por la prensa local, para la ubicación del incinerador se aprobó hace unos años una parcela en una zona periférica de la ciudad, en la salida por la Carretera Central rumbo a Jatibonico y, el proyecto inicial comprendía también la construcción de un nuevo cementerio.
En dos ocasiones la propuesta tuvo el visto bueno de la Comisión de Compatibilización, que es la instancia avalada para certificar este tipo de obras; pero ahora los inversionistas fundamentan que han pasado más de dos años y, como había que comenzar la ejecución desde cero, buscaron otro lugar que les resultara más económico.
Ese “otro lugar”, sin embargo, no cumple con algunos requerimientos, entre ellos, el delicado asunto de cómo garantizar la inocuidad en la emisión de gases a la atmósfera.
Igualmente preocupados se declaran varios miembros de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC) en Sancti Spíritus, quienes aseguran que la primera microlocalización del crematorio resultaba la más acertada, pues cumplía con los requisitos para este tipo de instalación, además de disponer de área suficiente para cubrir la necesidad ya apremiante de un nuevo cementerio para la capital provincial.
La inconformidad de estos especialistas radica, fundamentalmente, en la cercanía de la nueva obra a un área de viviendas y a la zona industrial, llamada limpia, por ser el área reservada dentro del Plan General de Ordenamiento Urbano de Sancti Spíritus para las grandes instalaciones de producción de alimentos ya existentes.
Otros expertos de la UNAICC recalcan que la correcta ubicación de este tipo de instalación debe ser donde predominen los vientos en sentido contrario a las zonas pobladas y no a la inversa, como es el caso, y aunque los inversionistas defienden el concepto de que se trata de una moderna tecnología y que el crematorio no contaminará, sigue siendo erróneo concebir la ubicación de una inversión de este tipo basándose solamente en fundamentos tecnológicos.
Y es que nadie puede asegurar, teniendo en cuenta la precariedad financiera de la isla, que pueda dársele a este crematorio y su tecnología instalada, por muy de punta que sea, el mantenimiento oportuno.
Para justificar la decisión del nuevo emplazamiento, Yoel Aquiles Martínez, director de la Unidad Provincial de Servicios Necrológicos de Sancti Spíritus, ha explicado en más de una tribuna que el incinerador tendrá dos quemadores de gas: uno en la parte inferior, que es donde se realiza la primera cremación del fallecido, y un segundo ubicado en la torre, donde se queman los gases que puedan subir a la atmósfera, por lo que solo saldría vapor.
No obstante, el argumento económico emerge como el real móvil detrás del cambio de locación: “El crematorio que proponemos está diseñando a un costo que reduce en unos 5 millones de pesos la ejecución, si comenzáramos de cero. Estaríamos disminuyendo considerablemente el costo de la inversión, es por ello que seguimos insistiendo en utilizar esa estructura que hoy está en desuso —defiende Aquiles Martínez—. Reconozco que es un tema delicado, pero lo cierto es que el acto de la cremación solo se realiza al fallecido, no a la caja, ni a las prendas de vestir o a ningún otro elemento de contaminación”.
Mientras los expertos se mantienen en sus trece, apuntalando con criterios científicos la vigencia del proyecto inicial, los espirituanos se desbocan a opinar sobre un tema que les resulta altamente sensible.
En los foros digitales, el técnico en ordenamiento territorial Everardo Marrero ha expuesto: “Este asunto no debía ser tema a debate, pues la nueva ubicación viola todas las normas. Acudir a argumentos de ahorro, en este caso, no es correcto, la salud de los vivos y el cuidado del medio ambiente invalidan todas las presiones”.
Por su parte, el usuario Bismarck ha sido lapidario en su comentario que, para algunos, pudiera resumir la magnitud del dilema: “Las normas técnicas son elaboradas por personal altamente calificado teniendo en cuenta muchísimos factores y consultando varios organismos estatales y ajustándose a las características de Cuba y más cuando estamos enfrascados en preservar el medio ambiente. Me resulta descabellado que funcionarios públicos no respeten esas normas. No hay nada más peligroso que un ignorante con poder”.
