Foto: Cuba Noticias 360
Texto: Hugo León
Si tienes más de 20 años y eres cubano entonces sabes que los churros son una delicia, y más todavía si son rellenos, y que hasta hace un tiempo se vendían prácticamente cada tres o cuatro cuadras ¡Qué tiempos aquellos!
Los churros comenzaron costando dos pesos y luego cinco, y en ese precio se mantuvieron durante varios años a lo largo del país. Después, subieron a 10 pesos y comenzaron a venderse también rellenos con fresa, chocolate, leche condensada o vainilla. Crujientes, calenticos… eran tan ricos que describirlos ahora, un par de años después, da deseos de salir a buscarlos para comerlos.
Pero sería una tarea complicada y costosa.
Primero, por si les llamó la atención el dato: sí, no estábamos hablando de algo que sucedió hace 20 ni 15 años, los churros primero se encarecieron y recientemente se “perdieron”, como mismo sucedió con otras tantas cosas durante la pandemia y después de esta.
En segundo lugar, su precio se ha vuelto prohibitivo para muchos. A mediados de este año llegaron a costar 80 pesos y ya se les puede ver en algunos puntos de venta en 100 pesos. Al parecer, al churro que no le ha llegado el parole, se ha puesto a competir con la carne de cerdo de fin de año, que casi duplica lo que costaba en diciembre de 2022.
El aumento de precio y la dificultad para encontrar los churros no sólo es reflejo de la inflación sostenida que afecta al país, sino también de la escasez de los productos y materias primas. Si los vendedores no pueden acceder a los ingredientes básicos como la harina, el aceite o la levadura, o tienen que comprarlos más caro en el mercado informal, es lógico que los churros, las pizzas y todo cuanto se cocine con eso suban de precio.
El azúcar y el aceite de freír, otros componentes básicos para los carritos de churro, también se han encarecido. El saco de 100 libras de azúcar blanca importada, por ejemplo, se vende actualmente por encima de los 30 mil pesos. Es difícil que todos los vendedores puedan hacer una inversión tan grande.
El caso es que esos carritos prácticamente han desaparecido de los parques y las esquinas de las escuelas donde se ubicaban hace un tiempo, como mismo han ido disminuyendo los vendedores de granizado, de frozen, de caramelos largos o de frituras y muchos más. Es posible que una buena parte de los niños cubanos no conozcan muchas de las confituras y dulces que comieron casi a diario quienes tienen 30 años o más por apenas unos pesos.
El churro cubano ha sido otra víctima de la situación económica del país, que no mejoró en 2023 como se esperaba, y que para el 2024 no es que venga muy diferente.
¿Fue el 2023 un mejor año como predijo Díaz-Canel?
