El insólito precio del aceite en Cuba, ¿hasta cuándo?

Foto: Roy Leyra | CN360

Texto: Hugo León

Si difícil es levantarse cada mañana y coger una guagua en Cuba para ir a trabajar, es casi imposible imaginar cuán complicados son los trucos de magia de quienes se quedan en casa cocinando para intentar, con lo que hay, variar la dieta y hacer que el salario valga; hacer ambas cosas en la Cuba de hoy es un reto titánico.

Al menos a juzgar por los precios del aceite, la dieta actual en la isla bien podría ser bastante saludable, porque freír algunas croquetas, platanitos o un huevo es cosa de lujo: un pomo de aceite cuesta ahora hasta mil pesos en La Habana y mucho más en otras provincias.

La escasez de aceite en la Mayor de las Antillas no es cosa nueva, en 2022 se informó de problemas en la producción que dieron lugar a la intermitencia de este producto en las tiendas, así como a su encarecimiento en el mercado informal. Sin embargo, durante varios meses la situación se estabilizó y el coste del aceite bajó significativamente.

Pero ahora, poco tiempo después, la escasez de aceite vuelve a ser uno de los problemas diarios en el país y se ve agravado por otros factores como los robos en las fábricas de aceite, así como por ineficiencias e irregularidades en estas plantas, que hace unos meses, por ejemplo, llevó al despido de la mitad de la plantilla de la fábrica envasadora de aceite “Alberto Álvarez” del municipio de Regla, en la capital.

La Habana no es de las peores provincias en este aspecto, pues si bien el litro de aceite se vende en mil pesos, todavía puede encontrarse con más facilidad que en el resto del país, donde la misma cantidad llega a costar hasta mil 300 pesos.

Habría que preguntarse además de dónde sacan los revendedores el aceite, pues es evidente que no lo producen. Una vez más, como la demanda es mayor que la oferta, hay espacio para que los acaparadores se aprovechen y continúen con su lucartivo negocio.

El precio fue reconocido recientemente por medios estatales, como Escambray, de Sancti Spíritus, en un artículo que se pregunta “¿y el aceite dónde está?”. Según ese diario, todavía hay municipios donde ni siquiera se ha podido distribuir el correspondiente a enero, totalizando 82 bodegas afectadas por la situación.

La entrega normada de aceite para febrero también está afectada en el territorio y “hasta el momento no se sabe cuándo arribarán a la provincia las cerca de 114 toneladas correspondientes a la canasta familiar normada del mes”, situación que según el semanario afecta a todo el país.

En Santa Clara el pomo de aceite cuesta entre 900 y mil 100 pesos, pero el principal problema es dónde encontrarlo, pues en las tiendas en MLC tampoco se está vendiendo hace varias semanas, según pudo confirmar Cuba Noticias 360.

Mientras tanto, las autoridades de Comercio Interior del país no se han pronunciado respecto a la reciente crisis con el producto, lo cual genera todavía más incertidumbre entre la población.

La canasta básica mensual, que debe garantizar 250 ML por persona, no es suficiente para cubrir el consumo promedio del producto; pero sin este aliciente siquiera, la situación empeora, como es de esperar.

Entretanto, la producción de aceite en Cuba depende en su gran mayoría de la importación de soya, pues el cultivo de ese grano se hace en pequeña escala en la isla, sin capacidad real para cubrir la demanda de la industria aceitera.

Los planes para fomentar el cultivo de ese grano en el país no han faltado. En 2020 se anunció un proyecto que pretendía cubrir todo el aceite para consumo humano que necesitaba la nación, con hasta cien mil hectáreas anuales, pero poco después se confirmó que no se pudo sembrar la soya a gran escala debido a las exigencias tecnológicas del cultivo, así que se decidió implementar la producción a escala local.

Mientras tanto, se va convirtiendo en un lujo para el cubano contar en su mesa con comidas que siempre han sido de su preferencia, entre ellas las empanadas, los platanitos fritos o el bistec, sea por el precio de estos productos en el agro y la carnicería, o por el costo del aceite, que se resiste a bajar.