Texto: Raul del Pino
Fotos: RL Hevia
Ni el más soñador de los fanáticos de la pelota cubana se imaginó que tanto tiempo después de su último turno al bate en Series Nacionales, el 2 de abril del 2007, Alexei Ramírez iba a retornar por la puerta ancha al lugar donde inició su exitosa carrera en el béisbol.
A sus 42 años de edad, “el Pirineo” decidió gastar sus últimos cartuchos vistiendo el traje de su Pinar del Río querido, a donde regresó sin hacer mucho ruido, pero desde el juego inaugural del campeonato ha sabido demostrar galones y liderazgo, a la par de exhibir el mismo talento que lo llevó a brillar en Grandes Ligas.
Si en los dos primeros partidos de la Serie Nacional 63 dio una disertación a la ofensiva en Artemisa, incluyendo cuadrangular en el Opening Day, la guinda del pastel de su vuelta llegó en modo de reconocimiento en el templo de la pelota cubana, el estadio Latinoamericano.
Cuando este martes Alexei saltó al terreno para consumir su primera comparecencia ante Industriales, los alrededor de dos mil aficionados presentes en el “Coloso del Cerro” le brindaron una cerrada ovación. Merecido homenaje a un pelotero que después de sobresalir en Cuba dio el salto a la Gran Carpa y también dejó una excelente hoja de servicios por casi una década.
El “misil cubano”, como lo bautizaron en los Chicago White Sox, supo agradecer a la afición capitalina su deferencia y lo hizo de la mejor manera posible, aunque quizás la menos preferida para los industrialistas, convirtiéndose en el verdugo del pitcheo azul y, a la postre, en el jugador más valioso del encuentro.
Alexei conectó dos imparables en cinco turnos, pero ambos trajeron carreras. El primer cohete lo dio en el mismo episodio inicial para poner delante a los suyos, mientras el segundo fue un doblete en el noveno, que remolcó a dos compañeros y dejó en 6-2 el marcador final a favor de Pinar.
“Estoy muy contento. Aquí los muchachos me dan sus energías y yo les trasmito mi experiencia, hemos hecho buena química”, declaró el pinareño al periodista Boris Luis Cabrera antes de su regreso triunfal al Latino, 17 años después.
En la entrevista al referido cronista, reveló que la decisión de retornar al béisbol cubano después de tanto tiempo la tomó por petición que le hiciera su tío. “A él le han dado dos infartos cerebrales y fue una de las personas que me ayudó mucho en el beisbol y eso no se piensa”, confesó.
El flamante número 2 de los Vegueros, que ahora batea para 12-7 en la Serie 63, incluido un jonrón, tres tubeyes y seis impulsadas, también reconoció que “pesó mucho en mi regreso el volver a vestir la camiseta de Pinar del Rio, que es una provincia que le debo mucho y donde me formé como pelotero”.
Asimismo, sobre la polémica que se genera alrededor de los peloteros que residen en el exterior y vuelven a jugar en Cuba, manifestó que “eso es una decisión de cada cual y lo respeto mucho, pero yo no lo pensé dos veces para jugar con Pinar del Río”.
Durante su primera etapa en la pelota cubana (2000-2007), Alexei plasmó guarismos de lujo. En siete Series Nacionales y cuatro Súper Ligas conectó 827 hits, entre los que se cuentan 90 cuadrangulares, y dejó una formidable línea ofensiva de .334 (AVE)/.406 (OBP)/.518 (SLU). Su calidad lo llevó a vestir varias veces el uniforme del equipo Cuba, con el que se coronó monarca olímpico en Atenas 2004 y subcampeón del I Clásico Mundial.
Por su parte, en la Gran Carpa destacó de inmediato desde su debut en el 2008 y así lo evidencia el segundo lugar que ocupó en las votaciones al Novato del Año de la Liga Americana. En su historial de premios exhibe dos Bates de Plata en la posición del torpedero y también participó en el Juego de las Estrellas de 2014.
Después de ocho años con los Chicago White Sox Chicago, su última campaña la dividió entre San Diego Padres y Tampa Bays Rays, para redondear una línea ofensiva de .270/.307/.392/.700 (Ave, OBP, SLU, OPS), con 1387 hits, 115 jonrones, 590 remolques y 143 bases robadas. Una vez terminada su experiencia en el béisbol de Estados Unidos, Alexei militó dos años con los Diablos Rojos de México, con los que visitó Cuba dos veces para jugar topes amistosos en el año 2018.
