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Voces de la Asamblea de Cineastas Cubanos tras el cierre del Festival de Cine Latinoamericano

Texto: Jorge Suñol

Foto: RL Hevia | CN360

Recién concluyó la edición 44 del conocido Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano. Una vez más, volvió la polémica con las cintas cubanas que se deciden o no incluir en la selección. Una vez más – aunque resulte recurrente y se haya cruzado un largo camino con una lista bien extensa de películas excluidas- cineastas, críticos, y también el público, se preguntan quién es capaz de censurar una obra a estas alturas, cuando el cine, bien lo ha dicho la Asamblea de Cineastas Cubanos, será libre o no será, cuando el debate en redes sociales no tardará en llegar, y cuando se buscan, casi siempre, espacios alternativos para su exhibición.

Mes tras mes es noticia la censura de una u otra obra en Cuba, mientras los mismos filmes triunfan en el circuito de festivales por el mundo. Carlos Lechuga con sus dos última propuestas: Santa y Andrés y Vicenta B, es un ejemplo de ello; también Pavel Giroud con el documental El caso Padilla; Jorge A. Solino, con El trueno y el viento y más reciente Luis Alejandro Yero con Llamadas desde Moscú y Juan Pin Vilar, con La Habana de Fito, apartadas del concurso en esta última edición.

Tras concluir este espacio que La Habana espera (o esperaba) cada diciembre muchos realizados alzaron su voz compartiendo su percepción sobre lo que está ocurriendo en el circuito de creadores independientes cubanos y, sobre todo, polemizaron acerca de cuál será el destino de sus obras. Ernesto Daranas, por ejemplo, durante la presentación de su largometraje documental Landrián acerca de la dura vida del cineasta Nicolás Guillén Landrián, cuya obra también fue censurada y su persona “sometida a ostracismo, prisión y exilio”, según ha afirmado, habló sobre el «derecho del pueblo cubano de acceder libremente a sus películas y a las instituciones del cine cubano, incluido el festival».

Asimismo, expuso que: «la historia no puede ser tergiversada y restringida a conveniencia». El problema, dijo Daranas, no radica en las películas, sino en la realidad a la que se enfrentan como cineastas.  Dicha declaración, fue filmada y compartida en el perfil de la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) que ha salido a denunciar cada acto de censura y prohibición, siempre desde la defensa de la libertad en el cine y el respeto a sus creadores.

Seis meses después de que la ACC retomara una nueva estructura y organización, todavía los incidentes que dieron origen a esta articulación del gremio siguen sin reparación, y han escrito:

“Altos funcionarios de la cultura no han vacilado en usar los medios a su alcance para descalificarnos. Ese no es nuestro lenguaje. Los discursos de odio y radicalización solo son posibles desde la impunidad. Su objetivo es eludir el debate sobre los más graves problemas del cine cubano, perpetuando una política cultural errática basada en el clientelismo, la exclusión, la censura y la violencia institucional”.

Para, seguidamente, apuntar: “La Asamblea no ha cuestionado nunca la razón de ser de las instituciones ni la necesidad del trabajo que realizamos en conjunto, pero no acepta que las mismas se vuelvan contra la libre creación, los cineastas y las entidades que representan al cine cubano. Entendemos que los dirigentes son servidores públicos y que de ahí emana la verdadera autoridad que requieren nuestro cine y nuestra sociedad”.

“En este punto, el Gobierno enfrenta una contradicción que debe ser resuelta: su Grupo Temporal de Trabajo para el Cine Cubano se ha creado justo porque existe esta Asamblea de Cineastas, pero se niega a aceptarla como legítima interlocutora en esa labor”, concluyó.

Por su parte, el viceministro de Cultura, Fernando Rojas al respecto de la prohibición de Llamadas desde Moscú, lo calificó como «un ataque a la Revolución». La película se acerca a la historia de cuatro cubanos gays en dicha ciudad antes de la invasión rusa a Ucrania.

Es pertinente citar al historiador Rafael Rojas,  con sus tres premisas básicas de la política cultural cubana recogidas en el cuestionado discurso de Fidel Castro,  Palabras a los intelectuales, en junio de 1961: 1) la censura es un “derecho” del Estado; 2) el Gobierno y sus dirigentes tienen el deber de clasificar a los escritores y artistas en “revolucionarios”, “no revolucionarios” y “contrarrevolucionarios”; 3) los límites de la libertad de contenido, trazados por el Estado, se aplican a todos los intelectuales, incluidos los revolucionarios». Ese, de alguna manera, pareciera ser el esquema actual.

Hay preguntas básicas en este punto que busca entender la propia ACC: “¿Cómo reformar realmente nuestro cine de espaldas al criterio mayoritario de todo un gremio? ¿Cómo aceptar que los propios responsables de la crisis que ahora enfrentamos figuren como los salvadores del cine cubano? ¿Dónde estaban antes del 15 de junio? ¿Cómo entender una política que promueve la lucha contra ´el pensamiento hegemónico y el colonialismo cultural´, abanderada del derecho del cine de Latinoamérica a hablar sobre su dura realidad, sin reconocer lo mismo para el cine cubano? ¿Por qué debemos aplaudir el cine que denuncia los problemas de otras sociedades y miramos con sospecha el que hace lo mismo en nuestra nación?”.

Foto: ACC/Facebook.

Pero hay otras preguntas, atravesada por las anteriores, que le hacemos a una parte de su Grupo de Representantes.  ¿Por qué hemos llegado este punto?

“Son muchos años de atropellos, censura y excusión, esto no empezó ayer. Pero siento desde mi lugar de joven cubana que es un punto donde muchos funcionarios están aferrados a métodos obsoletos, totalitarios y violentos sobre el pueblo trabajador cuando ven que somos una sociedad nueva que quiere lideres justos y a la altura de nuestra actualidad. Quienes nos dirigen la gran mayoría no permiten ningún cambio, ni pensamientos diferentes a lo que ellos creen que es la verdad y lo correcto. Mientras más pasa el tiempo es peor su actitud que aleja a la sociedad cubana de lo que debe ser el camino correcto o ideal de rescatar un país en ruinas”, dice la directora y productora Rosa María Rodríguez.

Por su parte, Katherine T. Gavilán, directora y actriz, responde: “Estamos hablando de una sociedad que ha sido llevada a ese lugar, resultado de políticas públicas y culturales que normalizan ese hecho. Obviamente hay razones de protección de datos o defensa de minorías, que pueden, de alguna manera, conllevar a la censura, a la eliminación, a la prohibición de determinadas obras. La historia cultural del mundo así lo demuestra.

Hay casos de hechos lascivos, obras que han tenido actitudes que han violado determinados derechos que han sido resultado o causa de una censura o una prohibición en su exhibición. Este vendría siendo como el elemento justificante del hecho de una exclusión, una prohibición o una censura en sí misma. Pero sabemos que existen otras tantas que no están pensadas principalmente en la violación, sino en la necesidad de alejar a determinados públicos o a todo un público de contenidos específicos.

Cuando se centraliza, o se determina una única manera en la que podemos aproximarnos a diferentes aristas, o un tema determinado, y existe un Estado en los que no se ejerce el derecho de los ciudadanos a acceder y defender esos contenidos, y en el caso de los artistas, a producirlos y exhibirlos, pues entonces da como resultado momentos en los que estamos viviendo en Cuba,  donde servidores de instituciones públicas tienen o se sienten con el derecho, sobre la base de esa visión única, de esa política cultural signada por un discurso de una persona que fue presidente y se reconoce como líder de la revolución cubana, entonces, estamos hablando, de un entorno propicio para la censura”.

«Estamos hablando de una sociedad que ha sido llevada a ese lugar, resultado de políticas públicas y culturales que normalizan ese hecho».

Katherine T. Gavilán, ACC, 2023.

“Nos resulta realmente difícil comprender cómo aún se puede seguir cometiendo los mismos errores. En realidad eso habría que preguntárselo directamente a las autoridades del Ministerio de cultura y al gobierno cubano, a los encargados por la parte de la Seguridad del Estado de atender el mundo de la cultura, porque en realidad al final sí, la institución da la cara,  pero no sabemos en realidad cuál termina siendo esa mano negra que toma ese tipo de decisiones absurdas en pleno siglo XXI, en un país que se declara democrático y donde existe un estado de derecho”, expone Manuel Alejandro Rodríguez, productor y director.

No es la primera vez que el Festival prohíbe una obra. Tampoco es la primera vez que un grupo de cineastas se unen para hacer un llamamiento colectivo, tras la negativa. Pero la Asamblea parece haber llegado en un momento crucial para defender y definir la libertad de nuestro cine, para dar, digamos, una unidad a este movimiento. Hasta la fecha , ¿qué ha logrado esta plataforma? ¿cuál es su principal enfrentamiento?

Gustavo Arcos, profesor y crítico de cine, también del Grupo de Representantes de la ACC, escribe: “Nosotros estamos hablando de censura pero también de la necesidad de recuperar la noción del cine como un sistema. Producción-Exhibición-Distribución. Eso está quebrado en Cuba. Se filma, pero luego los dueños de las salas (el gobierno) decide qué se pone, y cuándo. Entonces un filme puede exhibirse puntualmente en un festival o muestra joven, incluso obtener premios y nunca ser exhibido comercialmente en salas.

Por eso insistimos en ver todo el fenómeno, no solo atajar el acto censor, puntual sobre una obra o artista sino también el derecho de los ciudadanos a ver esa obra. Desplazar la discusión de la creación a la exhibición, al público o receptor. Es un fenómeno con varias aristas y en todas aparece ese control, esos prejuicios, esa mirada subjetiva de alguien con poder que determina el destino de una obra de arte, de acuerdo a su único y personal punto de vista.

Tenemos el asunto de la poca preocupación que muchos directores y productores tienen con su obra una vez terminada. Nunca van a las oficinas del ICAIC para gestionar la exhibición de sus filmes, no se firman contratos de derechos, no hay diálogos entre las partes. Resultado, la película se duerme, se pierde, sigue a veces, con suerte, un camino en eventos internacionales o locales, pero no llega a sus espacios naturales por ese quiebre del que hablé antes. Hay una responsabilidad institucional, ya que ellos son los dueños del espacio o salas, pero también de algunos cineastas que jamás llevan sus obras, las copias para esa gestión”.

Lo que dicen las autoridades. Foto: Capturas de Twitter.

Rosa María, en este sentido, describe que, aunque algunos creen que la Asamblea nació póstuma, otros piensan que vino del futuro para una guía a los del presente: “Sería lo ideal para un país que está marcado por un pensamiento excluyente a todo aquel que piensa diferente, que duda del discurso oficial y que quiere ver y escuchar con sus propios ojos y oídos. Pero no se puede negar que la constancia aun naciente de la Asamblea de Cineastas Cubanos es un camino. Y nos hace madurar como movimiento y gremio. El principal enfrentamiento es el mismo de todos los cubanos y cubanas que quieren un mejor país. Queremos que se nos escuche, no queremos seguir en las mismas retóricas, queremos cambio, pero un cambio donde uno sea parte”.

Añade, por su parte, Manuel Alejandro: “Lo que más ha logrado y está logrando la asamblea es estar unidos, como artistas, como profesionales del cine y del audiovisual, una asamblea que no puede reducirse solamente a los que habitan en Cuba, una asamblea que está conformada por todos y cada uno de aquellos que desean ser miembros de ella, que estén o no en Cuba, que sean parte de nuestro gremio, aunque se hayan ido del país hace diez o veinte años, o que hayan emigrado el otro día.

Que no siempre estamos de acuerdo con todo, es cierto, somos una asamblea unida, no unánime y esa también es la riqueza. Que tengamos diversidad de pensamientos, porque si estamos abogando por la libertad no puede ser que, entre nosotros, estemos tratando de definir qué debe hacer o pensar uno de nuestros colegas.  

Hay personas de nuestro gremio que no creen en la asamblea y no pasa nada. La asamblea también es para aquellos que pueden disentir en los objetivos que tenemos planteados como grupo y que, en estos momentos, indiscutiblemente, están enfocados en derrocar, de una vez y por todas, la censura y exclusión en el cine cubano. Tiene que ver con la libertad de creación y tratar de desterrar de la vida cultural cubana, esos dos lastres que acarreamos hace ya demasiados años y que no pueden seguir existiendo. No puede un país avanzar cuando no hay libertad creativa o cuando no hay cualquier tipo de libertad”.

«No puede un país avanzar cuando no hay libertad creativa o cuando no hay cualquier tipo de libertad».

Manuel A. Rodríguez, ACC, 2023

A esta misma cuestión responde Katherine T. Gavilán, dejando claro que esto es el resultado de una necesidad gremial: “Hemos encontrado en el espacio digital, un canal muy rápido y efectivo de comunicación, primero para nuestros propios miembros, para nuestra propia comunidad de cineastas dentro y fuera de Cuba y para nuestros públicos”.

Respecto a la relación Gobierno-Asamblea y si se ha avanzado en algún sentido o cuáles son las consecuencias directas de estas decisiones gubernamentales Arcos plantea que, hasta ahora, el Gobierno le ha dado la razón a la Asamblea. “Su negativa a sentarse a dialogar, su despecho y arrogancia sobre los que estamos proponiendo, su estrategia de seguir apostando por las mismas figuras y autoridades que han dañado a la industria desde el Mincult, demuestran como tenemos razón en que el rumbo tomado por los responsables es erróneo.

¿Cómo puedes decir que estás interesado en resolver los problemas del cine, negando a la Asamblea de Cineastas? Es un absurdo. El Mincult, como máximo responsable del cine a través del ICAIC, institución a su servicio, tiene toda la culpa del deterioro y desaparición de las salas, de la pérdida de espectadores, de la falta de Fondos, de frenar o ralentizar la aplicación de soluciones para revitalizar la industria. Son ellos los que controlan las salas y por tanto recae en ellos la responsabilidad máxima de exhibir y distribuir. Muchas preocupaciones por la ‘colonización neoliberal’ pero han sido incapaces de mirar hacia adentro y que nuestro cine, nuestros jóvenes creadores sientan que son respetados en su propio país. De qué colonización hablan, si luego prohíbes, sancionas, censuras, excluyes a tu propia gente, simplemente por ofrecer una mirada crítica y real de tu país».

«De qué colonización hablan, si luego prohíbes, sancionas, censuras, excluyes a tu propia gente, simplemente por ofrecer una mirada crítica y real de tu país»

Gustavo Arcos, ACC, 2023

Asimismo, Rosa María, declara: “Aquí seguimos deconstruyendo sus mentiras irresponsables. En este pasado Festival han intentado borrar toda la historia de ese evento esencial para el cine cubano. Los mismos que le han hecho daño por obligar al Festival a sacar películas de su selección y retirarle apoyo porque no les incomodaba su antiguo director. Todo un movimiento de recursos para empoderar al nuevo presidente del ICAIC puesto por ellos para contraatacar a los cineastas cubanos que queremos justicia y libertad. Tuvimos uno de los peores años para todos económicamente y de pronto… ¿de dónde salió tanto dinero?”.

Katherine ve como uno de los avances fundamentales el hecho de “nuclear una comunidad no solo diversa, sino dispersa, hasta cierto punto fragmentada en espacios, en generación, en ideas, en estética, que tiene que ver con diferencias no solo generacionales sino diferencias de aproximaciones hacia fenómenos y hacia elementos que nos afectan dentro de nuestro país con respecto a las políticas públicas y políticas culturales.

Nuestro deseo es establecer la discusión con un grupo de personas que quiera empezar esa discusión con nosotros de manera firme, transparente, que enfrente los hechos que hemos denunciado hasta el momento. Entonces, mientras eso no sucede, tenemos esa discusión dentro de la propia comunidad, hacia nuestros colegas de otras latitudes, en vistas de una solución que sobrepase las barreras que nos están imponiendo los funcionarios que debieran estar facilitando la distribución de las películas y la no censura y la no exclusión de obras por motivos políticos, ideológicos o de cualquier otra índole”, agrega.

En este punto ratifican que la Asamblea no pretende desmontar a las instituciones: “No quiere ningún poder, es solo una representación de un grupo de creadores y ciudadanos que sienten que las vías y los espacios habituales para canalizar los problemas se han agotado, colapsado y hay que encontrar otros. Es un modelo agotado, fracturado, que tiene que ser reconstruido mirando otras perspectivas y sentidos. Es una Asamblea heterogénea donde tienen representación diferentes generaciones, que viven dentro y fuera del país, es algo que la distingue. Queremos que todos sean escuchados en aras de encauzar el cine, el arte y la cultura cubana. Ese es nuestro campo de acción. Y desde luego, también o precisamente por eso se convierte en un gesto político”, apunta Gustavo Arcos.

Denunciar, visibilizar, saldar deudas con los espectadores, hacer un cine libre, o no hacerlo, ¿cuáles son las proyecciones de esta Asamblea?

“La Asamblea no es los que trabajan con el ICAIC, no es el cine independiente, no es los cineastas cubanos en el exilio, no es los que han sido censurados y excluidos. La Asamblea es todo eso y más, las proyecciones de ella tienen que responder a todo esto”, responde primeramente Rosa María.

La idea es que la plataforma se vuela un espacio sólido y sostenible enfocado en la creación cinematográfica de sus autores y sus públicos, donde quiera que estos se encuentren.  “Junto con ello, están los caminos para la legalización de una comunidad para la gestión de recursos y apoyar a la creación, a los autores y a los públicos, crear espacios de convergencia, crear espacios de desarrollo, de intercambios, asentar la posibilidad de que aparezcan fondos o recursos”, sostiene Gavilán.

Por último, menciona Arcos: “Tenemos una gran cantidad de cineastas en el exilio, y una circulación de obras donde la institución no participa. Es un cine cada vez más independiente y transnacional. Por eso en el centro de nuestras discusiones está la necesidad de una Ley de Cine. En Cuba tenemos una ley, la 169, que creó hace más de 60 años, un instituto, el ICAIC, pero eso no es una ley de cine. Hay que revisar, retomar y superar ese texto fundacional.

“El otro gran objetivo sería propiciar la discusión sobre la censura y las políticas públicas de control sobre las obras. Dejar atrás las acciones de exclusión, de control desmedido, de amenazas, de silencios sobre artistas y obras. Que el cine se abra a un espectro mayor de temas y estilos, de géneros y formas de tratar la vida que nos rodea o la que imaginamos. Debe hacerse todo tipo de filmes, los que hablen de los héroes, pero también de las víctimas, los que cuenten lo que ocurrió en una época desde todas las aristas posibles, el lado feliz y el lado de dolor, la esperanza y la frustración”, concluye.

«La Asamblea no es los que trabajan con el ICAIC, no es el cine independiente, no es los cineastas cubanos en el exilio, no es los que han sido censurados y excluidos. La Asamblea es todo eso y más…»

Rosa María Rodríguez, ACC, 2023

Entre el 2010 y 2018, se censuraron, al menos, 20 películas cubanas. La lista la hizo pública el periodista y crítico de cine Dean Luis Reyes, aclarando que era una muestra no exhaustiva. Cinco años después, la cifra es mucho más alta, teniendo en cuenta lo desafortunadamente común que se ha vuelto esto, sobre todo cuando comienzan a batir los aires del Festival de Cine de La Habana.

El propio Fito Páez, a raíz del todo el panorama de censura, de la que también fue víctima junto a Juan Pin Vilar, ha enviado un mensaje de apoyo a la ACC: “Ustedes son los héroes de esta semana, de esta época, defendiendo con uñas y dientes lo que hay que defender, la libertad dentro de la expresión humana”. De hecho, su último concierto de su gira, El amor, «Treinta años después del amor», este 16 de diciembre, se lo ha dedicado a los cineastas y creadores que forman parte de esta plataforma.

Mientras tanto, la Asamblea está y amenaza con seguir creciendo, mientras, muchos buscan sitios alternativos fuera de las salas de cine para proyectar sus películas: casas de amigos, espacios foráneos y cualquier oportunidad donde puedan mostrar un poco de su arte, en el sentido amplio y diverso que encierra este término.

5 COMENTARIOS

  1. Me siento orgulloso de Luis Alejandro Yero, quien ha logrado con su filmografía registrar historias estremecedores de la condición humana en circunstancias de agresivas censuras. Su poética siempre aborda a aquellos marginados por una sociedad que los ignora y excluye al ahondar en el dolor y tragica existencia de sus vidas. Sus documentales trascenderan con el tiempo porque refleja la viva voz de seres humanos silenciados. Las políticas pasan, el arte es imperecedero.

  2. Alexis Triana tiene una inmensa tarea, no solo dirigir un emblemático organismo, por donde pasaron figura de alta trascendencia profesional y estética, además debe tratar de buscar consensos con los cineastas que muestran algun tipo de inconformidad, buscar puntos comunes donde trabajar, no dejarse provocar por algunos que cineastas si, y papagayos también. la Revolución no necesita enemigos por gusto, necesita gente que quieran trabajar en pos de una cultura emancipadora y donde se respete la traducción histórica y nuestros símbolos. Por otra parte, eso de que la asamblea quiera dictar quienes deben ser los dirigentes de las instituciones, suena a provocación y ahí sí hay un problema.
    La cinematografía en la mente y espíritu de algunos guionistas y directores está dirigida a solo resaltar los defectos, lo sórdido de nuestra sociedad, porque con eso tienen garantizado prebendas y premios, algunos espurios. Cuanta vivencias hay en este país para buscar un equilibrio entre fallas y virtudes de nuestra sociedad. A Alexis nuestros mayores deseos de éxitos.

  3. Creo es lo mejor que está sucediendo en Cuba en estos momentos. La voz del pueblo debe ser escuchada a través de ustedes los intelectuales, me parece el camino correcto para difundir al mundo nuestra verdad, sigan luchando los cubanos les apoyamos 100% son realmente admirables, gracias por ser y estar ahí para nosotros

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