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¿Qué le echan al pan los cubanos?

Fotos: Roy Leyra | CN360

Texto: Carolina Soler

Tras este titular se imponen otras dos preguntas ¿cuáles cubanos? Y sobre todo ¿qué pan? No vamos a mentirles, este texto bien podría nombrarse “pan con AVE de averigua” y será difícil contextualizar ante la marcada diferencia de clases que experimenta la sociedad cubana actual. No obstante, lo intentaremos.

El pan nuestro pa´de vez en cuando

La situación con la harina, que ha dificultado la producción del pan normado y encarecido el que puede adquirirse por “la libre” ha sido y será objeto de muchos otros artículos, sin embargo, este se centra en indagar un poco qué hacen los “privilegiados” que logran poner, en la Cuba de hoy, un pan a la mesa.

¿Lo consumen solo? ¿Recurren al tradicional pan con aceite y sal? Aunque el aceite…bueno también su calidad, precio y puntos de venta darían tela para otros trabajos periodísticos. Y la sal… ha escaseado en los últimos meses.

Un pan con azúcar puede ayudar a quitar ese “mal sabor de boca” tras una comida -digamos- no del todo agradable; o a matar ese antojito de “algo dulce” pero utilizar un ingrediente tan necesario en las cocinas para esas cuestiones le suena, al cubano de hoy, más a gasto que a inversión, por “endulzar” un poco el escenario.

Lo cierto es que un pan sea con aceite y sal, azúcar, timba (guayaba en barra), mayonesa, mermelada, mantequilla, fanguito (dulce de leche), jamón o jamonada, queso crema o duro… ha sido un salvavidas para los cubanos de todos los tiempos. ¿Pero a qué precio y en qué sitios se puede adquirir actualmente algo que echarle al pan?

Es amargo, pero es nuestro pan

Vamos a empezar por la opción más healthy (saludable): un pan con tomate. Si logras encontrar la fruta en buen estado para esta temporada, no esperes su precio por menos de 200 CUP (pesos cubanos) la libra. Si tenemos en cuenta el salario mínimo fijado en 2100 CUP y el de muchísimos jubilados que actualmente cobran una pensión inferior a esta cifra, el tomate -como tantas otras cosas- se torna un lujo del que muchos tienen que prescindir. Y aunque en Cuba no está extendida la costumbre de echarle aguacate al pan, uno pequeño costaría 100 CUP más la sorpresa de abrirlo “a ver cómo está”; en otras palabras, su consumo es un riesgo que podría costarte 100 pesos y un disgusto.

Al inicio de la pandemia, durante su primer año, era común ver en las antes funcionales tiendas en CUP de la isla tres artículos: agua, ron y miel. Sin embargo, para quienes aquello parecía poco, ahora las conocidas “shoppings” se extinguieron y con ellas muchos productos como la miel que últimamente suele verse solo en tiendas las MLC (Moneda Libremente Convertible) y en aeropuertos como el José Martí de La Habana.

Indagando en grupos de compra y venta en Telegram y Facebook, que resultan probablemente los espacios donde el comercio electrónico en Cuba se abre paso con mayor sistematicidad debido a una oferta un tanto más constante que en otros gestionados por el estado, el bote o pomo de mayonesa Findy (290 gramos) el equipo de Cuba Noticias 360 la ha encontrado en 650 CUP y la bolsa de mermelada de guayaba de 2.5 kilogramos -sin especificar procedencia- en mil pesos. La margarina “original” suele comercializarse a 500 CUP. El queso blanco ha sido visto a 350 pesos en algunos municipios y en los mencionados grupos, bloques de queso amarillo de 8 libras aproximadamente, en 3500 CUP.

Quizás las alternativas de mayor aceptación son las “hechas en casa”. La mantequilla ronda los 150 pesos la libra y la barra de guayaba que a inicios de los años noventa del pasado siglo (en pleno Período Especial) costaba 5 pesos, hoy puede encontrarse en 160 CUP e incluso 200 pesos en dependencia de su tamaño. Aunque la realidad es que, a pesar de algunos intentos por fijar los precios, el mercado informal, que es realmente el de las compras “del diario”, establece el costo de los productos atendiendo a factores de lo más diversos. Un indicador, por supuesto, es la zona donde esté enclavado el punto de venta: no es lo mismo Guanabacoa o Marianao, que el Vedado y Miramar. Por otra parte, la respuesta a ¿cuán perdido está? es un elemento de suma relevancia a la hora de plantear lo que le costará al cubano de a pie. Y así podríamos seguir, la lista es realmente extensa si tenemos en cuenta, además, que cada vendedor le hace sus propios aportes.

Un amigo con excelente sentido del humor describe la situación como un juego por la supervivencia donde vas desbloqueando niveles, en este caso el primero sería obviamente encontrar el pan, el segundo identificar ese producto para complementarlo que se ajuste a tu bolsillo y pueda ser “estirado”, en resumen, la relación cantidad-precio se antepone a la calidad.

Una expresión popular que solían compartir las abuelas de la isla reza que “pan con pan es comida de bobos” pero probablemente a las alturas del 2023 haya que sustituirla por “pan con pan es comida de ricos”.

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